Miles de personas se dieron cita en la Plaza de Colón y sus alrededores para participar en la Misa de la Sagrada Familia en la que el Papa Benedicto XVI, en conexión desde el Vaticano, alentó a las familias a ser "auténticos santuarios de fidelidad, respeto y comprensión" y a vivir con renovado entusiasmo la vocación cristiana en el seno del hogar, "como genuinos servidores del amor que acoge, acompaña y defiende la vida".
A la asamblea reunida bajo el lema "La familia cristiana. Esperanza para Europa", el Ponntífice, en conexión con la Plaza de San Pedro a la hora del Ángelus, envió un caluroso saludo en el que pidió celebrar "con gozo el valor del matrimonio y la familia".
Benedicto XVI pidió a los asistentes "ser fuertes en el amor y contemplar con humildad el misterio de la Navidad, que continúa hablando al corazón y se convierte en escuela de vida familiar y fraterna".
En su intervención, seguida con atención por los participantes en el acto, el Papa dijo que "la mirada maternal de la Virgen, la amorosa protección de San José y la dulce presencia del Niño Jesús son una imagen nítida de lo que ha de ser cada una de las familias cristianas, auténticos santuarios de fidelidad, respeto y comprensión, en los que también se trasmite la fe, se fortalece la esperanza y se enardece la caridad".
Asimismo Benedicto XVI pidió a las familias que hagan de sus casas "un verdadero semillero de virtudes y un espacio sereno y luminoso de confianza" donde se pueda discernir la llamada del Señor.
Minutos antes de la Eucaristía, obispos europeos animaron a las familias a tener "coraje" frente a todo aquello que las "destruye" y defendieron el amor entre hombre y mujer para que, por medio del sacramento del matrimonio, transmitan la vida y la fe.
El arzobispo de Avignon (Francia), monseñor Jean Pierre Cattenoz, instó a enfrentarse a la "cultura de la muerte" y a tener el "coraje de decir no a lo que ataca y desfigura la familia".