Es uno de los grandes impulsores de la Misa de la Familia. Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, es el responsable de que la Eucaristía tenga un marcado perfil europeo. No en vano, el lema de este año es «La familia cristiana, esperanza para Europa».
—¿La familia tradicional se está convirtiendo en un bien en extinción?
—Si falta la fe, claro que la familia cada vez será más difícil. La fe es la participación a la vida divina que hace que el hombre pueda amar al otro más allá de la muerte, esto es el amor al enemigo. ¡Cuántas veces el enemigo es la mujer o es el marido! Dios nos da su Espíritu, que nos permite amar al otro como Jesucristo nos ha amado.
—¿Existe una actitud de indiferencia por parte del Estado frente a la familia?
—Es una pregunta difícil. El Estado tiene que darse cuenta de que la familia es una célula básica de la sociedad. De una sociedad real, nueva, donde se pueda formar a los hombres en una dimensión humana, psicológica y sobre todo divina. Si el Estado es un Estado laico, que no cree en Dios o no quiere que exista una confesionalidad, es fácil que a veces sin querer —de forma inconsciente incluso— haga leyes que no favorezcan la familia cristiana. Es un error muy grave que comete el Estado. Hoy, los países ateos como los del norte de Europa demuestran que la sociedad se altera gravemente si se destruye la familia, puesto que en un porcentaje muy alto, por ejemplo, en las sociedades escandinavas, el 80% vive sola; y envejecer y morir solos es muy duro.
—Según el último informe del Instituto de Política Familiar se necesitan, al menos, 100.000 nacimientos más anuales en España para asegurar mínimamente el nivel de reemplazo generacional…
—Es lo que dice este encuentro importante: «La familia cristiana, esperanza para Europa». Los cristianos saben que tener un hijo no es una tontería, una arbitrariedad, sino que es, como dice el Concilio Vaticano II, un don, un ser querido por Dios. Los padres participan con Dios en la creación de un ser humano que vivirá eternamente como un Hijo de Dios. El problema es que falta el concepto de familia cristiana. Se ha interpretado en numerosas ocasiones como que muchas familias tenían que tener un niño o dos. Ha sido un error enorme porque faltan muchos niños en Europa. Solamente si las familias vuelven a ser cristianas, se abren a la vida y aceptan los hijos que Dios les dará se salvará Europa.
— Además, el Gobierno prepara una Ley de Muerte Digna con el objetivo de regular los derechos de los enfermos terminales. .. ¿puede esta medida desgastar la estabilidad familiar?
— Los cristianos morimos con nuestra comunidad, protegidos y ayudados por los hermanos. La familia cristiana no manda jamás a los ancianos a un asilo, eso lo hace una sociedad que ha dejado de ser cristiana.
— ¿Por qué es importante acudir este año a la Plaza de Colón?
— Pensamos que es importante porque Europa está frente a un colapso económico, cultural, social. Juan Pablo II habló de la apostasía de Europa. Se están destruyendo las raíces cristianas de Europa, pero no va a morir.