El Plan director de cooperación al desarrollo 2011-2014, aprobado en julio de 2010 por el gobierno de Cataluña, es un acabadísimo manual de reingeniería social anticristiana. Sus fuentes principales son los documentos de Naciones Unidas.
En este plan maestro, entre sus prioridades, retos y objetivos para el desarrollo se entrelazan la transversalizalización del género, la transversalización de la sostenibilidad, por ejemplo, para promover “la incorporación efectiva de las perspectivas de género, de sostenibilidad y de derechos humanos en la elaboración de las políticas públicas educativas”, las cuales contribuirán “al reconocimiento del derecho de las mujeres (y las niñas) al propio cuerpo, y de los derechos sexuales y derechos reproductivos”.
El proyecto responde a la visión holística del desarrollo, propia del nuevo orden mundial, totalizante y totalitaria, en la que confluyen las nociones de: desarrollo sostenible-nuevos derechos humanos-cultura de paz-gobernabilidad democrática. No se trata solamente de la ayuda al desarrollo que abre posibilidades de mejoramiento humano y económico a los pueblos menos favorecidos, sino que se pretende la construcción de una nueva sociedad antropocéntrica.
El documento toma como base “el concepto de desarrollo humano sostenible promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD)”, que incluye “la defensa y promoción de las personas y los colectivos que sufren discriminaciones por razón de su opción sexual”. Según lo establecido por “la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing que proponen una doble estrategia para promover la igualdad entre mujeres y hombres. Por una parte, trabajar para contribuir al empoderamiento de las mujeres, objetivo que en este plan director se desarrolla de forma singular en la línea de desarrollo y, por otra, introducir de forma transversal la perspectiva de género de acuerdo con el enfoque de género en desarrollo, cuya definición recoge el ECOSOC en 1997”, (ECOSOC: Consejo Económico Social de la ONU).
El Plan incorpora la perspectiva de género, “como objetivo transversal”, “a todos los ámbitos de la política de cooperación al desarrollo”, y para eso “aboga por un trabajo directo con las autoridades descentralizadas y con los actores de la sociedad civil socios de la cooperación catalana, especialmente las organizaciones de mujeres y organizaciones feministas”. Estos propósitos se repiten constantemente a lo largo de las cien páginas del documento.
El programa de cooperación catalán, “comparte los planteamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando afirma que los sistemas de salud basados en la atención primaria de salud son los más adecuados para afrontar los problemas que afectan a la salud mundial (…) Se enfatiza la importancia del derecho a la salud materno infantil y a la promoción de la salud sexual y salud reproductiva desde un enfoque de derechos de las mujeres de acuerdo con las distintas conferencias internacionales de la ONU sobre población y desarrollo y sobre las mujeres, la Declaración de Barcelona de 2007 -que en la que se marca como objetivo hacer de la salud sexual y reproductiva una realidad en África-, y los ODM”. (ODM: Objetivos del Milenio para el Desarrollo).
Otra fuente del programa de cooperación es “la Comunicación de la Comisión Europea al Consejo y al Parlamento Europeo en 2007” que concreta “la consecución de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM), especialmente el tercero y el quinto, así como los objetivos planteados por la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW), “y por el Informe del secretario general de la ONU de revisión de Beijing+15”. Las referencias a los documentos de la Conferencia de Beijing y sus revisiones periódicas y al CEDAW se reiteran a lo largo del plan, como necesarios para la transversalización de la perspectiva de género en orden a conseguir “un desarrollo humano sostenible”, cuya definición toma del “Informe de la Comisión Brundtland del año 1987”, (vid. NG 04 y NG 188).
Para “promover modelos de desarrollo sostenibles en su triple dimensión (social, que incluye las dimensiones cultural y política; ambiental, y económica)” el plan se refiere, como no podía ser de otra forma, a las concepciones del “ecofeminismo” y a las “cosmovisiones de los pueblos indígenas”, así como también “a varias conferencias y consensos internacionales que enfatizan la importancia de priorizar la sostenibilidad de forma global (Agenda 21, Declaración de Río y Río+10 sobre medio ambiente y desarrollo) dentro del marco de las cumbres mundiales sobre el desarrollo de la ONU”, a los que complementa el Programa de acción de la Cumbre sobre Desarrollo Social de Copenhague de 1995.
Al proyecto de sociedad sostenible enraizada en la perspectiva de género y en los nuevos derechos humanos (por ejemplo, derechos sexuales y reproductivos; reconocimiento social y jurídico de la homosexualidad), se le suman las “iniciativas de recuperación de la memoria histórica y la justicia transicional”. Esta última incluye: procesos judiciales de los responsables en el pasado de violaciones de derechos humanos; “comisiones de la verdad”; “programas de reparación material y moral de los daños causados por abusos del pasado”; “reforma institucional de las fuerzas armadas, la policía, el poder judicial e instituciones estatales”; “iniciativas de conmemoración, museos y monumentos públicos que preservan la memoria de las víctimas y aumentan la conciencia moral sobre los abusos cometidos en el pasado”.
Es parte también del programa de ayuda el diálogo intercultural e interreligioso, que en el lenguaje del nuevo orden significa sentimiento religioso sin dogmas; religiones sin contenidos inmutables o religión sin dogmas.
“Este plan define once países y pueblos prioritarios que deberán concentrar el 70% de los recursos de la línea de desarrollo: Marruecos, Palestina, Sahara Occidental, Mozambique, Senegal, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Bolivia, Colombia y Ecuador”.
Todo esto se confirma en las subvenciones otorgadas por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo en 2009, publicadas en julio de 2010, a las que dedicaremos otro boletín.
Como nota curiosa cabe destacar que a lo largo de toda la exposición del plan las palabras women empowerment -empoderamiento de la mujer- se traducen como apoderamiento de la mujer.