La sede de la Conferencia Episcopal estaba llena a rebosar el lunes por la mañana con periodistas y cámaras a la caza de algún prelado que quisiera hablar de preservativos y comentar el libro-entrevista de Peter Seewald con el Papa. Lo máximo que consiguieron fue la recomendación del cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla, de que leyeran el libro «que está muy bien».

En la plenaria se habló mucho de las palabras del Papa, pero no de las del libro-entrevista, sino de las de la visita a Santiago y a Barcelona. En su discurso inaugural, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, recordó que el Papa, ya en el avión de venida, «se refirió al laicismo fuerte y agresivo nacido en España en el pasado», aunque, especificó, «sin establecer una equiparación entre aquel fenómeno histórico y lo que ocurre en la actualidad». El cardenal afirmó: «Las tensiones, que la Iglesia no busca, pero históricamente presentes en España y en Europa, han de estimularnos en el trabajo de la nueva evangelización, cuyo objetivo es el encuentro, y no el desencuentro».

Para Rouco, "el Papa vino a hablarnos, sobre todo, de Dios". Más aún, "nada distrae su magisterio del anuncio de Dios y su misericordia", ni siquiera "las incomprensiones o manipulaciones que tantas veces llegan desde fuera". Es, afirmó el cardenal, "la misma buena noticia que se ha de anunciar sin descanso, precisamente cuando los ruidos del mundo pretenden acallarla o desnaturalizarla".

Así, en Santiago, el Papa pidió "que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa" y citó a Teresa de Ávila cuando dijo: "Sólo Dios basta". En Barcelona, el Papa habló de como la belleza revela a Dios, porque "como Él, la obra bella es gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo".

Rouco se mostró sensibilizado con la nueva evangelización, que nombró una segunda vez cuando recordó que "el Sucesor de Pedro nos ha confrontado con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro para confirmarnos en la fe y alentarnos en el trabajo de la nueva evangelización". También recordó que Benedicto XVI, preguntado por si creó el dicasterio de la Nueva Evangelización pensando en España, respondió: "he pensado en todos los grandes países de Occidente, pero sobre todo también en España".

El Papa también alabó la fe y generosidad de los católicos españoles. Y Rouco lo resumió así: "sí, gracias a Dios, al fe está hoy muy viva en España y es capaz de una vivaz y variada aportación a la vida social, desde el abierto y sereno debate cultural, hasta la ayuda pronta y generosa a los necesitados".

Rouco repasó después varios documentos de la Conferencia Episcopal de años anteriores, especialmente de los que él fue presidente. Por ejemplo, «La fidelidad de Dios dura siempre» (de 1999, sobre la cruel historia del siglo XX, incluyendo la petición de perdón por los errores de los hijos de la Iglesia), «Teología y secularización» (que culpa a las «teologías deficientes» y «reduccionistas» de la pérdida de fe en muchas personas) y, sobre todo, «Orientaciones morales», del año 2006, una hoja de ruta de los obispos (creada en pleno auge del "zapaterismo") y que aún es plenamente vigente, según Rouco.

De ella destacó tres prioridades en la que la Iglesia española ha de volver a trabajar: mejorar la formación en la fe coordinando familias, parroquias y escuelas; defender la familia y el matrimonio, aunque «la legislación española no sólo no protege el matrimonio, sino que ni siquiera lo reconoce en su ser propio y específico», y «cuidar la Eucaristía dominical», más necesaria «en una sociedad ambientalmente paganizada».

Además, en su discurso anunció la presentación de una nueva traducción de la Biblia para España, la "oficial" de la Conferencia Episcopal. «Deseamos que sea la que se cite en los catecismos, en los libros de enseñanza escolar de la religión y, en general, siempre que se recurra a la Escritura para evangelizar», afirmó el cardenal Rouco.

Con la aprobación recibida el 29 de junio de la Congregación del Culto Divino, que preside el cardenal Cañizares, los obispos quieren potenciar esta nueva Biblia con un gran congreso del 7 al 9 de febrero para "las personas más activas o interesadas en lo que podríamos llamar los aspectos bíblicos de la acción pastoral". Para animar a su uso, el cardenal de Madrid recurrió a la exhortación postsinodal "Verbum Domini", recientemente hecha pública por el Papa.

Con este discurso acabó la mañana inaugural de la plenaria. Entre los asistentes estaban dos obispos "novatos" en el lugar: Carlos Manuel Escribano, de Teruel; y Salvador Cristau, obispo auxiliar de Terrassa. Recibieron un saludo especial también Esteban Escudero, nuevo obispo de Palencia, y Mario Iceta, obispo de Bilbao, así como José Manuel Estepa, el arzobispo castrense emérito, por su nueva dignidad cardenalicia.