Según es tradicional en la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España, tuvo lugar este sábado 25 de julio la Ofrenda al Apóstol. La hizo personalmente Felipe VI, que fue recibido por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y acudió acompañado por la Reina Letizia y por la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño.
El acto no pudo celebrarse en la catedral compostelana, que está en obras, sino en la cercana iglesia de San Martín Pinario, y por ese motivo fue llevada en procesión una imagen relicario de Santiago para recibir la ofrenda.
En sus palabras, Felipe VI se dirigió al "Señor Santiago, santo patrón de España... en representación de un pueblo que ha realizado grandes gestas, grandes aportaciones al mundo, y que, al mismo tiempo, ha sabido superar las adversidades que el destino le ha deparado", y le pidió que "siga siempre inspirándonos y protegiéndonos".
La homilía de la misa, que ofició el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, tuvo muy en cuenta la situación creada por la pandemia, recordando el prelado que "la fe nos libera del miedo, nos da esperanza e interpela a los desencantados”.
“La Iglesia preserva lo humano en el hombre”, dijo, y "arrancar las raíces de nuestro origen nos lleva a la pérdida del sentido ético y religioso, diluyendo la dimensión trascendente”. En ese sentido, recordó que "Europa que ha nacido peregrinando en torno a la memoria del apóstol Santiago”.
Por eso pidió al Apóstol para que los gobernantes "sepan encontrar, en diálogo sereno y respetuoso con la verdad, soluciones a los auténticos problemas que nos preocupan". También rogó por las víctimas del virus y "por todas aquellas personas que están ofreciendo sus mejores esfuerzos para a ayudar a los demás".
"Las epidemias no están hechas a nuestra medida", dijo, por eso "las consideramos como un mal sueño del que esperamos despertar. Siempre nos sorprenden, generando en nuestra convivencia diaria la duda y el miedo y haciéndonos salir de la burbuja en que parecía que todo lo teníamos controlado, para caer en la cuenta de lo esencial de la vida y de la urgencia de ayudarnos mutuamente”.
En estos meses de pandemia, añadió, “hemos sentido la necesidad de la ternura humana, de acompañar y sentirse acompañado, dirigiendo la mirada al entorno y al cielo pidiendo la ayuda también del apóstol Santiago, nuestro Patrono, para superar esta pandemia y librarnos de otra no menos hiriente en la condición humana como es una vida sin sentido, sin esperanza y sin amor”.