El obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, ha desmentido nuevamente que hubiera solicitado el destierro del sacerdote y teólogo franciscano José Arregui, y ha lamentado el "espectáculo o antitestimonio" que haya podido surgir por la "falta de unidad interna" de su diócesis.

En un acto celebrado en la capital guipuzcoana, Munilla ha desmentido "rotundamente" las acusaciones vertidas sobre su persona, como la existencia de una carpeta con una ´lista negra´ de curas vascos en el ordenador parroquial de Zumarraga y ordenar el destierro de integrantes de la diócesis, denuncia hecha pública por el propio Arregui.

"Jamás he tenido actitudes impositivas de pedir el destierro de nadie, eso es absolutamente falso", ha asegurado tras hacer alusión al comunicado emitido por el obispado el pasado 18 de junio, en el que además de desmentir las acusaciones de Arregui, se hace hincapié en que la relación del obispo con los sacerdotes y religiosos de la diócesis pertenece al ámbito de la privacidad.

En este sentido, ha señalado que aunque ese ámbito de la privacidad suponga situarse en "cierta desventaja mediática" es lo que precisamente hace a la Iglesia "distinta", y se ha referido a la prudencia de emitir el citado comunicado ante las acusaciones "bastante gruesas" de Arregui, ya que estás podían ser "motivo de escándalo o incluso de que algunos perdiesen la confianza en su pastor".

Por último, ha centrado su cometido como prelado en la búsqueda de la comunión de la diócesis de San Sebastián "conjugando la claridad y la verdad", y ha asegurado que tras ocho meses en el cargo, aunque su labor inicial "no fue nada fácil", "las cosas van avanzando" por camino "firme", pero esto "no significa que todos los problemas estén subsanados", ya que no cree que puedan solucionarse "de la noche a la mañana".