Este domingo, sólo 11 de las 70 diócesis de España celebraron misas con feligresía. En el resto del país, siguiendo las instrucciones de cada obispo, los sacerdotes celebraron sin feligresía. El padre Álvaro de Cárdenas, párroco de la Asunción en Colmenar del Arroyo (diócesis de Getafe, Madrid) fue uno de los que celebró sin pueblo. Su experiencia se parece a la de muchos curas que de repente se encontraron solos en domingo, el día que suelen estar rodeados de más gente y actividad.
"Estoy solito en mi casa de Colmenar, pero acompañado de la gran Presencia, nuestro Señor, también de la Virgen nuestra Madre y de mi ángel de la guarda. Tengo el Sagrario en casa, Él es mi única compañía y ahora también yo soy su única compañía. Su asombrosa cercanía me acompaña, me envuelve y me sostiene. Un silencio ininterrumpido me ha envuelto todo el día, en este recogido, silencioso y tranquilo rincón de la Sierra Oeste de Madrid", escribió después en un mensaje que difundió por las redes.
Aún en la misa del sábado tarde celebró con fieles. "Di la bendición a cada fiel con el Santísimo Sacramento y desde la plaza del pueblo di la bendición a los cuatro puntos cardinales implorando la protección del Señor para todos".
El padre Cárdenas ha dejado la puerta abierta de la parroquia todo el día. "He dejado botellas de agua bendita. La fórmula de bendición que he utilizado implora expresamente: "para salud del alma y del cuerpo"."
Botellitas de agua bendita con la imagen de la Divina Misericordia; catequesis de cuaresma del Papa Francisco, detentes del Sagrado Corazón... todo a la entrada para que los fieles se lo puedan llevar
Ha escrito a los fieles invitándoles a pasarse un segundo para llevársela. Con el agua bendita las familias pueden bendecirse y bendecir sus casas, haciendo con ella la señal de la cruz, implorando del Señor su ayuda y protección en estos momentos, "como en otro tiempo lo hicieron nuestros hermanos mayores de Israel sellando las jambas y los dinteles de sus casas con la sangre del cordero. Si aquella sangre se convirtió en protección, liberación y salvación para ellos, ¡cuánto más la sangre de nuestro Señor, el divino Cordero, nos protegerá, nos librará y nos salvará".
"También he dejado detentes bendecidos del Sagrado Corazón de Jesús para que los pongan en las puertas de sus casas, implorando del Señor la bendición y protección que prometió a Santa Margarita María", explica.
Los detentes son estampas o recortes de tela con la imagen del Sagrado Corazón y la inscripción "Detente, el Corazón de Jesús está conmigo". Santa Margarita María de Alacoque, la vidente de los mensajes del Sagrado Corazón, escribió en 1686: “Él quiere que hagas escudos con la imagen del Sagrado Corazón para que todos aquellos que quieran honrarlo lo pongan en sus casas, y ordena que se usen otras más pequeñas". Se divulgaron mucho contra las enfermedades a partir de la peste bubónica de Marsella de 1720, cuando la religiosa Anne-Madeleine Remuzat y sus hermanas repartieron miles de ellos por la ciudad.
(Más aquí en ReL sobre los detentes frente al coronavirus)
El padre Cárdenas da datos sobre lo que puede hacer un cura de pueblo en estos días de cuarentena. "He estado acompañando al Señor todo el día, menos un rato que he ido a visitar a una familia amiga del pueblo que pasa necesidad, para llevarles alimentos para estos días. Se han quedado muy agradecidos. A las 19h he celebrado en nuestro templo parroquial la misa dominical sin pueblo, despacito, en voz alta. No me resulta fácil expresar los sentimientos que como sacerdote he tenido, celebrando sin mis fieles. Es algo así como el sentimiento de vacío que tiene un padre cuando sus hijos no están", explica.
"Ha sido un momento muy intenso de unión con Jesús y con todos vosotros. He sentido muy vivamente la sed que tiene Jesús de no ser ignorado ni rechazado por los hombres, de ser escuchado, de que nos dejemos amar, perdonar y salvar por Él; la sed de todo un Dios enamorado de su pobre, torpe, frágil y miserable, ¡pero asombrosamente amada criatura!", añade.
Después de la misa ha expuesto el Santísimo Sacramento en el altar mayor y al finalizar ha dado la bendición "dirigiéndola a los cuatro puntos cardinales para bendeciros a todos". "He sentido que al Señor le ha consolado mucho, después de un día en que no ha podido recibir a su Pueblo querido, a sus amigos, ni tampoco ser recibido sacramentalmente por la mayoría de sus tan queridos fieles".