Evangelio según san Lucas (11,513)


En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos:

«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle."

Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."

Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues así os digo a vosotros:

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»



Señor Jesús, siempre acoges nuestras peticiones aunque no siempre te limites a darnos con la misma medida que te pedimos. Tú que eres inmensamente bueno, siempre nos das con mayor generosidad de la que hacemos con nuestros reducidos cálculos.

Danos, Señor, el Don de los dones, tu Santo Espíritu, que nos llene de amor para ser buenos con todos, hacer tu voluntad, y vivir dichosos.