Evangelio según san Lucas 8,1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Señor Jesús, hoy estás vivo y presente en cada pueblo y ciudad donde una iglesia acoge tu cuerpo, alma, sangre y divinidad, en el sagrario.
Nuestra débil fe no nos facilita reconocer tu presencia eucarística para ser más asiduos en permanecer en tu compañía y en adoración. Algo que tú recompensarás con muchos beneficios.
Queremos ser del grupo de los tuyos para anunciarte, sea con la predicación, sea con la contemplación y adoración.