Evangelio según san Mateo 10,715



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.

Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.

Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
 


Nos invitas, Jesús, a participar en tu misión y para ello necesitamos ser libres.

En el mundo nos creemos más libres, cuando conseguimos más dinero, alcanzamos cotas más altas de poder o éxito, gozamos de mayores comodidades o prestigio. Por el contrario, Tú te sentías muy a gusto entre los pobres 

El Papa Francisco repite con frecuencia que “quiere una Iglesia pobre para los pobres”.

Mi felicidad, mi paz interior será mayor en la medida de mi desprendimiento de las cosas materiales.

Son los valores del Evangelio los que han de llenar mi alforja de cristiano, de discípulo tuyo y así tomaré parte en tu misión. “Dad gratis lo que habéis recibido gratis”.