Evangelio según san Juan  17, 111a 



En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:

«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste.

Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste.

Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra.

Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.

Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»



Señor mío y Dios mío, si vos no nos sois amigo, si vos no me ayudáis, si no me favorece vuestra poderosa mano, ¿cómo podré yo hacerlo? ¿cómo podré yo desarrimarme y destetarme, y apartarme de lo de acá? Y ayudándome vos, todo lo podré, todo lo haré; no habrá cosa que me detenga; todo lo olvidaré, todo lo menospreciaré y lo echaré de mí.

Más quiero, Señor, ser penado por vos que alegre con el mundo, más quiero llorar que reír, pues tan gran galardón ha prometido Jesucristo nuestro Redemptor, diciendo con su preciosa boca: Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

... Por vuestro amor quiero perder esta alegría, este consuelo, esto que me sabía bien y lo otro que me da contento; todo lo que vos, Señor y mi Dios, quisiéredes que olvide, que aparte, que niegue, que haga, todo  lo haré y de todo me apartaré; ayudádme vos, Señor mío y consuelo mío; esforzadme vos, dadme favor.
 

San Juan de Ávila