Evangelio según san Juan 2, 111
En aquel tiempo, tuvo lugar una boda en Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba invitada a la boda, y lo estaban también Jesús y sus discípulos.
Se terminó el vino, y la madre de Jesús se lo hizo saber a su hijo:
—No les queda vino.
Jesús le respondió:
—¡Mujer! ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.
Pero ella dijo a los que estaban sirviendo:
—Hagan lo que él les diga.
Había allí seis tinajas de piedra, de las que utilizaban los judíos para sus ritos purificatorios, con una capacidad de entre setenta y cien litros cada una.
Jesús dijo a los que servían:
—Llenen las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Una vez llenas, Jesús les dijo:
—Saquen ahora un poco y llévenselo al organizador del banquete.
Así lo hicieron, y en cuanto el organizador del banquete probó el nuevo vino, sin saber su procedencia (solo lo sabían los sirvientes que lo habían sacado), llamó al novio y le dijo:
—Todo el mundo sirve al principio el vino de mejor calidad, y cuando los invitados han bebido en abundancia, se saca el corriente. Tú, en cambio, has reservado el mejor vino para última hora.
Jesús hizo este primer milagro en Caná de Galilea. Manifestó así su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Señor Jesús, ¡que grata es la presencia de tu Madre en nuestra vida! ¡Que bien hace Ella las cosas y allana las dificultades! Donde María pone la mano, aparecen las virtudes más gratas, todo se pone en orden.
La Madre siempre diligente, siempre en su sitio y a punto para ayudar, socorrer... No ignora nuestras pobrezas y carencias; las ve, las intuye y ... se pone manos a la obra: intercede.
Sigue, Santa María, diciéndole a Jesús todo lo bueno que no tenemos. Andamos sobrados de amor propio, de vanidades, pero desperdiciamos muchos bienes espirituales, no se nos pegan las virtudes.
Ayúdanos, Madre de Jesús y nuestra, a tener nuestras fiestas en paz; a ser fortalecidos en las pruebas y enfermedades. Y como en Caná, socorre ahora a tantos novios y matrimonios que te necesitan para ser fieles y formar una familia semejante a la tuya con José y Jesús.