Evangelio según san Marcos 6,30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Señor Jesús, ¡si comprendieramos lo bello y delicioso que es estar contigo en la intimidad, escuchándote y contándote nuestras cosas! Cuántas veces nos invitas tú a dejar nuestros afanes e inquietudes para ponernos a tus pies, a descansar en ti.
Qué dichosos los apóstoles que gozaban de tu presencia, mientras otras personas te buscaban desde lejos.
Jesús, Maestro y Pastor bueno, sigue teniendo compasión de las ovejas que te buscan y de las que sin buscarte están más necesitadas de ti.