Evangelio según san Mateo 6, 715

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis.

Vosotros rezad así:

"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»


«Padre nuestro que estás en los cielos». ¡Oh Señor mío, cómo pareces Padre de tal Hijo y cómo parece tu Hijo hijo de tal Padre! ¡Bendito seas por siempre! ¿No debería ser al final de la oración cuando nos hicieses esta merced tan grande? Ya desde el principio nos llenas las manos. Sólo estas palabras bastarían para que quedásemos tan fascinados que no acertásemos a decir palabra…
¡Oh buen Jesús, qué claramente nos has dicho que eres una cosa con tu Padre, y que tu voluntad es la suya y la suya tuya! ¡Qué confesión tan clara! ¡Qué amor tan grande nos tienes!..
Dios está en todas partes. Donde está el rey, allí debe estar la corte. Si donde está Dios es el cielo, donde está Su Majestad allí está toda la gloria.
(Sta. Teresa de Jesús)

Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.