Este viernes Donald Trump anunció el nombramiento de un nuevo fiscal general en sustitución de Jeff Sessions, que renunció el 7 de noviembre. El elegido es William Barr, de 68 años, quien ya ocupó el cargo entre 1991 y 1993, bajo la presidencia del recientemente fallecido George H.W. Bush. El presidente norteamericano mostró su confianza en que el proceso de designación, que debe pasar por el Senado, sea rápido dado que, afirmó, cuenta con el respeto de republicanos y demócratas como "uno de los juristas más respetados del país".
Barr, es neoyorquino y católico practicante. Hijo de dos profesores de la Universidad de Columbia, logró un excelente currículum académico en esa institución (trabajó en la CIA mientras asistía a clases nocturnas) y luego desempeñó diversos cargos públicos antes de ser fiscal general. En los últimos veinticinco años se ha dedicado a la práctica privada del Derecho.
Bush y Barr, en 1991.
La elección de Bill Barr como fiscal general ha sido muy bien recibida por los grupos provida estadounidenses. Recuerdan que, según informó entonces Los Angeles Times, durante las audiencias en el Senado para la confirmación de su cargo en 1991 se mostró partidario de revertir la sentencia Roe vs Wade, que en 1973 legalizó el aborto en todo el país. Barr consideraba que el derecho a intimidad de la mujer "no puede extenderse al aborto". Esa fue la argumentación jurídica usada entonces por el Tribunal Supremo para encajar el aborto en la Constitución como un derecho fundamental y sustraerlo a la decisión de los estados, a los que, en su opinión, debe volver.
Una argumentación que no es la "opinión correcta", según Barr, quien, según alabó Americans United for Life es "un firme defensor del derecho a la vida". Está casado, tiene tres hijas y una de sus pasiones es tocar la gaita. El líder provida Gary Bauer, que le conoce bien, destaca su sentido del humor y una forma de entender la política muy similar a la de Ronald Reagan.