La película Nomadland ganó el Oscar a mejor película, dirección y actriz protagonista en 2021. Fue, sin duda, la gran vencedora del año y la que mayor éxito de crítica obtuvo. En el poblado de Empire, Nevada, Estados Unidos, Fern pierde su empleo, después del cierre de una fábrica de materiales de construcción, y decide vender sus pertenencias y comprar una furgoneta para vivir y viajar por el país como una auténtica nómada.
Una vida, la de Fern, parecida a la de la siguiente protagonista, de quien el Register se hace eco de su historia. Lynda Rozell es, más bien, una "nómada" de los Sagrarios y esta semana ha participado con miles de peregrinos en el Congreso Eucarístico Nacional de EE.UU.
Lynda Rozell nunca imaginó una vida en la carretera. Durante la mayor parte de su vida ejerció la abogacía, tanto en el sector privado como para el gobierno federal. Obtuvo tres títulos de la Universidad de Virginia. Se casó y tuvo dos hijas. Tanto el norte de Virginia como la costa este de Estados Unidos eran su hogar.
Dedicada a Dios y a su propio blog
Hoy en día, su casa es una furgoneta Airstream, llamada "Alvie" en honor al Beato Álvaro del Portillo, ex prelado del Opus Dei (1982-1994). Rozell viaja por Estados Unidos con su vehículo, "peregrino de hojalata", compartiendo el Evangelio mientras visita campamentos, parroquias, santuarios y otros lugares.
"Estoy en casa allí donde puedo ir a misa, y la misa es la misma en todas partes. Esa es realmente la belleza, el misterio y el asombroso poder de la Eucaristía. Jesús está en cualquier iglesia católica", dice Linda Rozell, que cuando no escribe su blog o sus libros, da charlas y trabaja como voluntaria en eventos benéficos.
Pero, si algo le gusta a Rozell es pasar tiempo ante el Santísimo. Antes de estudiar Derecho, la "nómada" se especializó en Bellas Artes y estudió temas del arte como el sacrificio, Jesucristo, el Espíritu, la Iglesia o la misión. Una devoción que aparece en su último libro, Return to Me: Visits to the Tabernacle, que cuenta una historia de visitas al Santísimo, con reflexiones espirituales e imágenes (muchas de las cuales fotografió años antes).
De hecho, en el prólogo de uno de los libros de George Weigel, biógrafo de San Juan Pablo II, este escribe que al Papa polaco le "habría fascinado" la labor evangelizadora de Rozell. Por su parte, el obispo Andrew Cozzens, de la Diócesis de Crookston, Minnesota, y presidente del Congreso Eucarístico Nacional, elogió también su labor: "Estas meditaciones serán útiles para el que desee encontrar a Jesús en el Santísimo Sacramento".
El objeto "brillante" que captó su atención
Su libro Return to Me fue publicado en junio para coincidir con el Renacimiento Eucarístico Nacional: un movimiento que busca recatequizar a los católicos estadounidenses sobre la Presencia Real.
Después de presenciar una procesión eucarística en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Portland, Maine, Rozell "sintió que el Espíritu Santo le estaba llamando de alguna manera muy fuerte". "Recé y me di cuenta de que tenía fotografías de sagrarios de todo el país, ya que viajo por todas partes", explica.
Aunque ahora se siente como en casa frente al Santísimo, cuando era más joven, la Iglesia no entraba entre sus planes. Estaba "ocupada y no estaba tan interesada" en practicar la fe. Sin embargo, todo cambió cuando un amigo murió en un accidente, mientras escalaba una montaña en Argentina. Rozell, entonces, hizo algo que no había hecho en años: rezar. "Simplemente me senté y me enfadé con Dios. Estaba rezando por primera vez en años. No sabía lo que estaba haciendo", señala.
"Sentí una voz tranquila y silenciosa en mi corazón que me decía: ve a la iglesia y reza por él. Me levanté, tomé las páginas amarillas y fui a la iglesia católica St. Stephen Martyr, en Georgetown", relata. Aquello fue un punto de inflexión, la tragedia "tuvo algunos frutos positivos ya que comencé a ir a misa e incluso me armé de valor para confesarme", añade Rozell, que no lo había hecho en 18 años.
Cuando el cura oyó lo que Rozell le dijo, este exclamó: "Aleluya, bienvenida a casa". Después, sintió la presencia del Espíritu Santo y se sumergió en el estudio de la fe católica. Sin embargo, no siempre fue fácil. Rozell tuvo sus propias noches oscuras, especialmente cuando su matrimonio se rompió (y luego fue anulado) y tuvo episodios de depresión. Pero, Rozell siguió recurriendo al Señor y encontró consuelo mientras trabajaba en una clínica pro-vida. Este sería el catalizador de su vocación.
En 2018, durante un viaje de negocios, un objeto "brillante" captó su atención: era un vehículo recreativo dentro de un concesionario. Ella había estado rezando para hacer la voluntad de Dios, "buscaba permanecer cerca de Dios, confiar en Él y tratar de escucharle", comenta. Rozell despreciaba este tipo de vehículos, pero quedó impresionada de cómo el objeto irradiaba la luz del sol. "Era como un pequeño apartamento de lujo", asegura.
"Pensé: 'Dios mío, podría vivir en una de estas cosas e ir a cualquier parte. Ni siquiera tengo que saber adónde voy', y me di cuenta de que tal vez lo que Dios quería que hiciera era confiarlo todo a Él para no planear nada". En ese instante se sintió llamada a ser nómada, lo cual, admite, "sonaba un poco loco". Sus hijas apoyaron el cambio de vida, pero otros lo ridiculizaron achacándolo a una crisis propia de la edad.
Rozell tenía reservas que la paralizaban, dudaba entre trabajar, vender su casa y permanecer cerca de su familia. Pero, en el transcurso de cuatro meses, uno por uno, cada uno de estos asuntos se resolvieron con sorprendente facilidad. Compró una camioneta y una caravana verde, apodadas Bruce y Verónica, respectivamente, como homenaje al Increíble Hulk, y, con su nuevo propósito, partió en su "lata" rodante hacia la carretera.
Aunque no ha sido nada fácil, comprar una caravana y viajar por el país es una cosa y acercarse a una comunidad completamente diferente con intenciones de evangelizar es otra. Desde entonces, Rozell ha llevado el Evangelio a Florida, Centroamérica, el noroeste del Pacífico, el suroeste y otros lugares hasta Windham y Maine, su última estancia.
"Se trataba de poner todo en Sus manos y de no preocuparse por los resultados. Hay que estar dispuesto a escucharlo cada día", comenta. Rozell no ha tenido miedo, incluso, durante su primera estancia en un campamento de Alabama, socializó con otros usuarios de autocaravanas y rápidamente se hizo amiga de ellos. "Fue una transición muy fácil a la vida nómada", explica. "Siempre tengo una comunidad, allí donde esté voy a la iglesia, y cuando te presentas a misa un par de días seguidos, todos quieren saber quién eres", relata.
El viaje también ha sido un buen momento para recultivar pasiones anteriores como la escritura. Desde 2018, cuando se convirtió en nómada, Rozell ha compartido historias de la carretera en su blog Tin Can Pilgrim y en los libros Journeys with a Tin Can Pilgrim: From Corporate Lawer to Airstream Nomad y Finding Joy in Everyday Life (2021).
La vida en la carretera ha presentado algunos desafíos para Rozell, como aprender a conducir o encerrarse contenta en la caravana el primer día. También esperadas fueron las interacciones con los no creyentes y sus preguntas sobre la creación.
Otra prueba más aterradora fue resguardarse de un tornado en una casa de baños de una comunidad bautista de Ohio. Pero, el incidente más serio se produjo 13 meses después de iniciar su vida nómada, cuando el vehículo de Rozell quedó destrozado debido a los fuertes vientos de Nuevo México.
"Mi remolque empezó a balancearse. No pude controlar la fuerza. Iba hacia el norte y terminé mirando hacia el sur, subí un terraplén y rodé hacia abajo", comenta. Afortunadamente, Rozell no resultó herida, pero "Bruce" y "Veronica" sufrieron graves daños.
El accidente le estuvo a punto de provocar una crisis vocacional. Consternada, pensó en regresar a Virginia, a su vida anterior. "Caminé a misa, a una pequeña iglesia, y recé después de llamar a mis hijas y a mis amigos para hacerles saber que estaba bien", dice.
"Dije: 'Señor, ¿estás seguro de que quieres que haga esto? Acabo de romper la camioneta que me diste'".
Dios, aparentemente, tenía otros planes. A la mañana siguiente, en misa, Rozell recibió la seguridad de no desanimarse, de continuar con la misión. "Estaba sentada, allí, llorando, y pensando: 'Muy bien, Señor, recibí el mensaje de seguir haciendo esto. Lo haré'", comenta. En menos de un mes, estaba de nuevo en la carretera.
Rozell ha estado viajando desde entonces. Si bien sus autocaravanas pueden cambiar a medida que aprende más trucos sobre el estilo de vida nómada, la misión sigue siendo la misma. Se trata de compartir su viaje de fe y el Evangelio con las almas que encuentra a lo largo de su peregrinación, ya sea en su blog, en una caminata, en una conversación junto a la chimenea, tomando un café o, incluso, jugando a las cartas.