Donald Trump ha dado un paso más en favor de la causa provida al proteger con un reglamento federal la objeción de conciencia de todo el personal sanitario en cualquier proceso relacionado con el aborto, las esterilizaciones, la eutanasia o el suicidio asistido. Teóricamente ese derecho ya estaba garantizado, pero en la práctica el acoso contra el personal provida era continuo y al Departamento de Salud llegaron por ejemplo, solamente el año pasado, 1300 quejas en ese sentido.
Por ese motivo, el secretario de Sanidad, Alex Azar (ya vinculado al departamento durante la presidencia de George Bush hijo), promulgó esta semana un detallado Estatuto de protección de los derechos de conciencia en la atención sanitaria que sistematiza las regulaciones existentes para "garantizar una firme aplicación de las leyes federales de objeción de conciencia y anti-discriminación aplicables al Departamento, a sus programas y a los beneficiarios de sus subvenciones, para delegar la responsabilidad de su aplicación y supervisión a la Oficina de Derechos Civiles" y para asegurar la "autoridad de la Oficina de Derechos Civiles para supervisar, investigar conductas y supervisar y coordinar su cumplimiento, afrontar sus violaciones y resolver las quejas".
Según explicó Roger Severino, director de la Oficina de Derechos Civiles en el Departamento de Sanidad, "la norma garantiza que los profesionales y las entidades que prestan servicios de salud no serán acosadas por el sistema sanitario por su rechazo a participar en actuaciones que violan su conciencia, entre ellas quitar la vida a personas".
Se invierte así la situación existente durante la presidencia de Barack Obama, que persiguió abiertamente a cualquier persona o institución que se negase a aplicar las políticas abortistas que caracterizaron su Administración. "Las leyes que prohíben al gobierno practicar la discriminación contra la libertad religiosa y de conciencia se cumplirán a partir de ahora como cualquier otra ley concerniente a los derechos civiles", afirmó Severino.
El mismo Trump quiso dar el máximo respaldo a esta normativa presentándola él mismo el jueves en la Casa Blanca, con motivo del Día Nacional de Oración.
"Precisamente hoy", dijo Trump, "hemos establecido nuevas protecciones para los derechos de conciencia de médicos, farmacéuticos, enfermeros, profesores, estudiantes e instituciones religiosas de caridad. Llevaban mucho tiempo esperando esto, hasta hoy. Juntos estamos construyendo una cultura que celebra la dignidad y valor de toda vida humana. Todos los niños, nacidos y no nacidos, son un regalo sagrado de Dios" (minutos 17:59-18:36).
Agradecimiento del movimiento provida
El aplauso del movimiento provida a esta nueva reglamentación ha sido general, según recoge Life News.
"En este Día Nacional de Oración", afirmó Tony Perkins, presidente del Family Research Council, muchos prestadores de servicios de salud han tenido una respuesta a sus oraciones. Los profesionales sanitarios ya no se verán forzados a elegir entre sus convicciones morales y su deseo de ayudar a los pacientes".
Ashley McGuire, de The Catholic Association, celebró también que "ningún trabajador de la salud pueda ya ser obligado a escoger entre su profesión y su fe. Este principio ya estaba consagrado en numerosas leyes y reglamentaciones pero ha sido violado desde hace demasiado tiempo. Este nuevo reglamento restaura el compromiso de nuestra nación con los derechos de conciencia en los servicios de atención sanitaria".
La presidenta de National Right to Life, Carol Tobias, recordó que el gobierno de Obama "miraba hacia otro lado" cuando esos derechos eran violados: "Agradecemos al presidente Trump y a su gobierno por aplicar estas leyes y proteger a los trabajadores de los servicios de salud que se oponen a participar en la muerte de un ser humano inocente".
"Mientras algunos estados intentan ampliar el aborto hasta el momento del nacimiento, sin protección alguna de los derechos de conciencia, esta normativa subraya la seriedad de la Adminstración Trump situándose al lado de los trabajadores e instituciones provida. Agradecemos al presidente Trump y al secretario Azar por su compromiso en la lucha contra la discriminación", aplaudió Marjorie Dannenfelser, presidenta de la Susan B. Anthony List.
Y Jeanne Mancini, presidenta de la Marcha por la Vida, recalcó que "nadie debe ser obligado a participar en procesos que acaban con la vida, como el aborto o actividades similares que van contra sus creencias religiosas o sus convicciones morales".