En un telegrama del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, al arzobispo de San Antonio, Texas, Gustavo García Siller, el Santo Padre reconoce estar “profundamente afligido por las noticias de la pérdida de vidas y lesiones graves causadas por el acto violento sin sentido perpetrado en la Primera Iglesia Bautista en Sutherland Springs”.
Francisco pide transmitir sus condolencias a las familias de las víctimas y los heridos, así como “a los miembros de la congregación, y a toda la comunidad local”. Pide además el consuelo de todos los que lloran y la fuerza espiritual “que triunfa sobre la violencia y el odio por medio del poder del perdón, la esperanza y el amor reconciliador”.
El arzobispo Gustavo, de San Antonio, Texas
El arzobispo de San Antonio de Texas (www.archsa.org), Gustavo García-Siller, publicó un comunicado en la web diocesana:
"Necesitamos oraciones. Las familias afectadas en el tiroteo de esta mañana en la Primera Iglesia Baptista de Sutherland Springs necesitan oraciones. El mal perpetrado sobre los que se reunían para rendir culto a Dios en el Día del Señor -especialmente niños y mayores- no tiene sentido y nunca se comprenderá del todo", escribe el obispo. "No puede haber explicación o motivo para tal escena de horror en una pequeña iglesia de campo, a familias reunidas para alabar a Jesucristo".
"Estos hermanos baptistas son nuestra familia, amigos y vecinos que viven entre nosotros en la arquidiócesis, a pocos minutos de nuestras parroquias del Condado Wilson, del Sagrado Corazón en Floresville, de Santa Ana en La Vernia y de Santa María en Stockdale. Nos comprometemos a trabajar en unidad con todos nuestros hermanos para construir paz en nuestras comunidades, para conectar de una forma más directa y sustancial".
"La Iglesia Católica en Texas y en todo Estados Unidos está con vosotros. Catholic Charities de la arquidiócesis está lista para ayudar y aportar los servicios que se necesiten en este momento de tragedia y hará lo que se tenga que hacer. Ayudemos a estos hermanos y hermanas con oración, nos necesitan. Oremos también fervientemente por la paz en medio de toda la violencia que parece estar abrumando nuestra sociedad. Debemos ser luces en la oscuridad. Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Dios tenga piedad", finaliza el texto del arzobispo.
Además de esta nota oficial, el arzobispo de San Antonio también difundió mensajes por Twitter, que rozaban el debate sobre la legislación sobre posesión de armas... quizá sin saber que el asesino fue detenido, precisamente, por un vecino cristiano, Stephen Willeford, de 55 años e instructor de tiro, que sacó su rifle de casa e hirió al atacante que tenía una potente arma automática, obligándole a huir.
"Necesitamos embajadores de la paz. No a la guerra, no a la violencia, no a las armas", afirmó en un tuit. Y luego, contestando al Gobernador del Estado, favorable a la tenencia de armas: "Gobernador. No a la guerra, no a la violencia, no a las armas. ¡Basta ya!".
También tuiteó: "Baptistas, os amamos. Oramos por vuestra seguridad, oramos por la paz, por la no violencia, contra las armas. Nuestros líderes deben oir nuestro mensaje entre lágrimas. ¡Paz!"
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, cardenal Di Nardo, arzobispo de Houston, publicó un comunicado en el que aseguraba "las oraciones de mis hermanos obispos por las víctimas, las familias, los primeros en responder a la situación, nuestros hermanos y hermanas bautistas, y toda la comunidad de Sutherland Springs".
Dirigéndose a los baptistas Di Nardo señaló que "estamos con ustedes en este tiempo de terrible tragedia: Mientras estaban en terreno santo, terreno empañado hoy por la horrenda violencia".
"Pedimos al Señor por la curación de los heridos y por el consuelo a aquellos que han muerto y el consuelo de sus familias". "Este acto, incomprensiblemente trágico, se suma a una creciente lista de tiroteos masivos, algunos de los cuales fueron también en iglesias, mientras que la gente estaba en adoración y oración", señaló.
"Hay un problema fundamental en nuestra sociedad. Una cultura de vida no puede tolerar, y debe prevenir, la violencia armada sin sentido, en todas sus formas", finalizó su texto el presidente de los obispos de EEUU.
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