En Estados Unidos, por ejemplo, una de estas iniciativas ha sido promovida por la US Soccer. En este país el fútbol femenino es una potencia mundial y hasta hace poco tenía más público que el masculino. Además, hay una liga profesional bien organizada que permite que haya mujeres que se dediquen profesionalmente a este deporte.
De cara a este mes del Orgullo, la selección femenina de EEUU jugará los dos partidos internacionales que tiene pendientes contra Suecia y Noruega con una camiseta que llevará los números con los colores de la bandera LGTB y la palabra Orgullo encima de ellos.
Esta será la camiseta con la que jugará la selección: con los colores de la bandera LGTB y la palabra Pride (Orgullo)
“En reconocimiento del mes del Orgullo LGTB nuestros equipos de fútbol masculinos y femeninos nacionales llevarán camisetas oficiales de ‘Orgullo’ durante los partidos internacionales de junio”, aseguraba en un comunicado la federación.
Una de las futbolistas internacionales de Estados Unidos es Jaelene Hinkel, jugadora del equipo profesional de Carolina del Norte. Ella ha sido convocada para estos dos partidos internacionales. Sin embargo, no acudirá a esta convocatoria rechazando la llamada del seleccionador alegando “razones personales”.
Estas “razones” no son otras que la propaganda homosexualista y de la ideología de género que ella tiene que llevar encima y representar. Cuando juega con la selección busca representar a su país no a una ideología concreta o una identidad sexual.
Con esta decisión, Hinkle ha puesto en juego su carrera con esta decisión que le ha generado numerosas críticas y que puede dejarla completamente aislada ante la presión de la “corrección política”.
Esta fue la imagen que subió a Instagram el día que se legalizó el llamado matrimonio homosexual en Estados Unidos
Esta futbolista es una cristiana declarada y activa por lo que su decisión de no jugar estos partidos con la selección no ha sorprendido a la gente que la conoce. El mismo día en que la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor del matrimonio homosexual en 2015 ella hizo una declaración en su cuenta de Instagram.
Ilustrada con una gran imagen de una cruz afirmaba, tal y como recoge Christian Post, que “Jesús no vino a salvar a los ya creían en Él. Vino para que los hombres y mujeres perdidos, rechazados y abandonados lo encontraran y creyeran. Creo con cada fibra de mi cuerpo que lo que fue escrito hace 2.000 años en la Biblia es indudablemente cierto, no es un libro de ficción. O lo crees o no lo crees y este mundo puede cambiar pero Cristo y su Palabra nunca lo harán”.
Además, recordó que el arcoíris, signo que utilizan los grupos LGTB, fue un acuerdo “hecho entre Dios y toda su creación de que nunca más el mundo sería inundado como lo fue cuando fue destruido en tiempo de Noé. Es un recordatorio constante de que no importa lo corrupto que el mundo se vuelva, Él nunca nos dejará ni nos abandonará. Gracias Señor por tu increíble gracia, incluso en tiempos de prueba y confusión”.