Salvador Ramos, un joven de 18 años, anunció en redes sociales que se había comprado dos rifles de asalto AR-15 y sugirió en Facebook que cometería una atrocidad. Media hora después, entró con un fusil de asalto en la escuela de Uvalde (Texas) y se atrincheró en un aula, disparando contra niños y adultos, matando a 19 niños y dos maestras. Uvalde tiene 15.000 habitantes, de los que un 82% son hispanos, según el censo.
Los medios de comunicación y la sociedad norteamericana enseguida han abordado el debate sobre lo que tenía el joven en su mente (dicen que era hosco, sin amigos, un solitario antipático) pero también sobre lo que tenía en sus manos: no una navaja, ni una escopeta de caza, sino un arma potentísima.
También los obispos norteamericanos participan del debate social en EEUU. Ha resonado la voz de Daniel Flores, el obispo de Brownsville, en la esquina costera del sur de Texas que hace frontera con México. Tiene 1,3 millones de habitantes, de los que el 85% son católicos, por lo que es casi la diócesis con mayor porcentaje de población católica del país, superada sólo por la de Laredo.
El obispo Daniel Flores escribió en Twitter: “No me digan que las pistolas no son el problema, que lo es la gente. Estoy harto de escucharlo. La oscuridad primero toma a nuestros hijos que después matan a nuestros hijos, usando las pistolas que son más fáciles de conseguir que la aspirina”. Y añadió: “Sacralizamos los instrumentos de la muerte y luego nos sorprendemos de que la muerte los use”.
Salvatore Cordileone, arzobispo de San Francisco, también se pronunció desde su cuenta de Twitter señalando que el obispo de Brownsville “tiene razón”. Cordileone escribió también: “Tiene que haber regulaciones sensatas para las armas, para ayudar a detener la pandemia de la violencia armada”. El Prelado hace propuestas técnicas concretas: “Verificaciones de antecedentes más estrictas, restricciones en los AR-15 y aumentar la edad de los compradores a 21 años".
El cardenal y arzobispo de Boston, Sean O'Malley, escribió en Twitter: “Nuestra nación ha llegado a ser con demasiada frecuencia un lugar de crímenes atroces, de violencia armada que ha cobrado demasiadas vidas, aunque nada más desgarrador que la de niños inocentes. Debemos tomar medidas para detener esta carnicería sin sentido”.
Añadió también: “Rezamos por las familias en duelo y la comunidad de Uvalde, cuyas vidas cambiaron para siempre. En este momento los abrazamos con oraciones por la paz y la sanación mientras encomendamos al Señor a los seres queridos perdidos, consolados por la promesa de la vida eterna”.
El arzobispo de Chicago, cardenal Blase Cupich, difundió datos estadísticos sobre la violencia con armas de fuego en EEUU en 2020 y recordó que la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle está programada para esta semana en Texas. “Mientras reflexiono sobre esta última masacre estadounidense, regreso a las preguntas: ¿quiénes somos como nación si no actuamos para proteger a nuestros niños? ¿Qué amamos más: nuestros instrumentos de muerte o nuestro futuro?”, cuestionó.
Cupich añadió: “La Segunda Enmienda [de la Constitución estadounidense, que permite llevar armas] no vino del Sinaí. El derecho a portar armas nunca será más importante que la vida humana. Nuestros hijos también tienen derechos. Y nuestros funcionarios electos tienen el deber moral de protegerlos”.
El arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, pidió a la Virgen de Guadalupe que “tome a las víctimas de esta violencia en sus tiernos brazos, y traiga consuelo a los que lloran y sanación a los heridos. Y que Dios conceda paz a cada corazón que está atribulado esta noche. Te lo pedimos en el nombre de Jesús”.
También el Papa Francisco hizo mención a la matanza este miércoles, después de su catequesis en audiencia pública, asegurando que su corazón “está roto por la masacre en la escuela primaria de Texas”. “Es hora de decir basta al tráfico indiscriminado de armas. Trabajemos todos duro para que tales tragedias nunca vuelvan a suceder”, añadió el Pontífice.
Según el Gun Violence Archive, una organización sin fines de lucro que lleva la cuenta de tiroteos, en 2021 hubo en EEUU 693 tiroteos masivos (se definen así si hay al menos 4 heridos) con 702 fallecidos y 2.844 heridos. Los medios de comunicación difundieron algunos (el del supermercado de Boulder, el del spa de Atlanta) pero la mayoría suceden en barrios conflictivos y de minorías raciales y se difunden poco o nada en los medios, asegura la asociación.
En el debate sobre armas peligrosas en manos de mentes peligrosas en EEUU coincide la mayor violencia con la peor salud mental de los adolescentes y adultos jóvenes (incluso con datos anteriores a la pandemia). Una forma de medirlo es rastrear los que han "pensado seriamente" en suicidarse, cantidad que va en aumento.