En un momento en el que las vocaciones al sacerdocio escasean y son un bien preciado hay parroquias en las que surgen no una sino varias, lo cual es una gracia inmensa para la comunidad y un signo evidente de que algo se está haciendo bien.
Es el caso de la parroquia de Santa María, en la localidad de Hudson, en el estado norteamericano de Ohio. De ella han salido siete jóvenes que han sido ordenados sacerdotes entre 2013 y 2018 de manera consecutiva. Además en 2008 se ordenó también el padre Stephen Flynn, que es el que ha logrado impulsar con su tesón estas nuevas vocaciones.
"Los siete de siete"
Uno de estos jóvenes, el padre Ryan Mann, ordenado en 2014, explica a Catholic News Agency que “los siete de siete” como los llaman ahora, “no podrían haberse organizado por anticipado”, considerando las distintas circunstancias que podrían haberlos hecho coincidir en el año de ordenación.
De hecho, valora el papel del padre Flynn: “Él fue el que comenzó todo y una vez que hizo rodar la pelota fue todo más fácil. Podíamos llamarlo y preguntarle: ‘¿Hey, cómo es ser sacerdote?’ O si estaba en casa en el verano se podía ver que era normal y que los hombres normales también son sacerdotes”.
Una "cultura vocacional"
Otro de los ordenados, Patrick Schultz, ordenado en 2016, añade que este sacerdote que les precedió “fue el primer ‘tonto’ que fue al seminario” y tuvo el coraje de mostrar cómo era ser seminarista y sacerdote. Permitió además que se le conociera a un nivel más personal “para desmitificar la idea de algunos sobre lo que es un seminarista”.
Considera de que de esta forma “se formó una cultura vocacional. Su ejemplo ayudó a mostrar que existe el discernimiento para ser sacerdote. Al entrar al seminario no se da por hecho que el candidato será sacerdote. En realidad lo que se hace allí es discernir si tienes vocación”.
Como seminarista y sacerdote, continuó, “disfrutas la vida, amas las películas, amas las fogatas, te encanta comer nachos, te encanta ver Nacho Libre. No eres alguien que vive encerrado hablando en latín como una especie de ser etéreo”.
Rich Samide, ordenado en 2018, relató que le “ayudó inmensamente” en su discernimiento ver a otros que ya estudiaban en el seminario. “El seminario no era un lugar desconocido con personas desconocidas estudiando para el sacerdocio. Ya conocía a varios cuando ingresé”, recalca.
Primera misa en su parroquia del padre Samide
El papel fundamental de Life Teen
Estos sacerdotes además ponen el foco en otro hecho de lo más interesante. Si es importante un sacerdote de referencia no lo es menos una comunidad en la que arraigar y vivir la fe desde la propia adolescencia. De hecho, se mostraron muy agradecidos a Life Teen, un método parroquial para adolescentes y jóvenes que con más de 25 años de experiencia y que ahora está también expandiéndose rápidamente por España.
“Life Teen me dio una comunidad sólida de discípulos que me alentaron a profundizar más mi relación con Jesucristo”, afirma el padre Samide.
Para el padre Mann, este grupo “permite que los jóvenes se sientan muy acogidos y en casa. Podemos ver a los sacerdotes compartiendo con los jóvenes durante la adoración o enseñándoles a rezar distintas oraciones como el rosario, o a los santos. Ellos están con los jóvenes y comparten la tradición espiritual de la Iglesia”.
La ayuda de la comunidad parroquial
Otro elemento importante que los tres sacerdotes compartieron con CNA fue que en algún momento una persona concreta los alentó de manera personal a considerar el sacerdocio. “Creo que a casi todos nos ha pasado que alguien nos miró a los ojos y nos dijo: ‘Deberías ser sacerdote. Creo que serías uno bueno y podrías considerarlo’”, cuenta el padre Mann.
Por su parte, el padre Samide añade que “un joven puede pensar en la posibilidad del sacerdocio, pero con frecuencia está muy asustado como para decírselo a alguien más. Cuando una personas se acerca y te dice que ve algunos dones que podrían hacerte un buen sacerdote, eso permite confirmar que la percepción que tiene es del corazón y amerita un mayor discernimiento”, agregó.