En una entrevista concedida a Deborah Castellano para la Agencia Zenit el pasado jueves, el arzobispo de Louisville (Kentucky) y presidente de la conferencia episcopal estadounidense, Joseph Kurtz, hizo una afirmación que puede traslucir por dónde puede estar yendo el debate de los padres sinodales sobre la posibilidad de dar la comunión a divorciados que viven en situación objetiva de adulterio.
A la pregunta de si "sería eficaz abordar ciertos asuntos a nivel local y regional, más que universal", monseñor Kurtz respondió: "Creo que depende del asunto. Obviamente, si hay un asunto sustancial de práctica pastoral que afecta a nuestra fe y a nuestro magisterio, entonces intentar hacer lago a nivel diocesano, o incluso a nivel regional, va a fracturar esa unidad".
Y concreta aún más: "Pienso, por ejemplo, en el momento en el que se encuentra la praxis de la Santa Comunión. Creo que es algo que tiene una base universal".
De esta forma el prelado norteamericano, de 69 años, rechaza una de las hipótesis que se han barajado para la cuestión suscitada por el cardenal Walter Kasper: que quede abierta y a criterio de las conferencias episcopales.
Kurtz, sin embargo, sí considera que el reforzamiento del papel del obispo diocesano en los casos de nulidad, según lo previsto para ciertos casos por la reforma procesal de Francisco con el motu proprio Mitis Iudex Dominus Iesus, puede aportar "claridad y certeza".