Las tres están transformadas. Ya sólo la presencia de 8.000 reporteros, camarógrafos con sus gigantes cámaras, y otra gente de medios es suficiente para advertir que algo absolutamente inusual está sucediendo.
A esto se suman controles policiales, ambulancias con las sirenas que penetran los oídos, helicópteros volando a baja altura, francotiradores en edificios claves, y una multitud de turistas con sus mochilas a cuestas, que aparecen de pronto en estas ciudades, para formar parte del paisaje por unos días. Esto es lo que se precibe, esto es lo que se ve.
Se trata del primer viaje del Papa Francisco a Estados Unidos. Y, como no podría ser de otra forma, incluirá una agenda espectacular: la Casa Blanca, encuentro con los obispos de Estados Unidos en la Catedral de Washington, el Congreso de la Nación, canonización en el Santuario Nacional, Naciones Unidas, festival y misa con multitudes en Filadelfia, y entre todos estos eventos de importancia universal, un programa “extra”, que para Francisco es esencial: las periferias de los que sufren, los excluídos, aquellos por quienes se desvive.
Hasta la llegada del Papa al país, los medios de comunicación han acentuado el tema de la protección del Santo Padre. Nunca, en la historia de Estados Unidos, ha habido un opertativo tan grande de seguridad, como el que ha provocado la llegada del papa Francisco.
Comentaba un miembro del Servicio Secreto, que desde fines de agosto ningún miembro de dicha agencia tuvo autorización para tomarse vacaciones, ante la necesidad de contar con todos los recursos para preservar la seguridad del Santo Padre. Es que además de lo que significa la presencia de un pontífice, debe agregarse los dolores de cabeza que este Papa concreto provoca a los servicios de seguridad dondequiera que vaya, dado que suele ser poco formal en sus recorridos, y por saludar a la gente, se hace a veces imposible protegerlo.
A medida que se acercaba el momento del aterrizaje, las cadenas de noticias de Estados Unidos cambiaron la perspectiva, y comenzaron a desarrollar los temas de fondo: la implicancia de la visita del Papa Francisco a estas tierras. Hay clara conciencia que su viaje es pastoral, y que desea fortalecer la fe de los creyentes y evangelizar, pero no se deja de mencionar con énfasis que su meta es también tender lazos de unidad entre las personas y países en el mundo, y llamar la atención sobre temas esenciales, como la protección del medio ambiente, la inmigración y la dignidad del inmigrante, el hambre en el mundo, la importancia de la familia como núcleo de la sociedad, etc.
Dado que la Iglesia estadounidense ha acentuado en los últimos años con marcada unilateralidad la importancia de combatir el aborto, la anticoncepción y el llamado “matrimonio igualitario”, los medios de comunicación, que tienden a ser liberales, han mencionado estos temas, sin duda controvertidos para la sociedad, cada vez que mencionaban a la Iglesia o al Papa. Y su perspectiva, claro, era más bien de crítica. A los temas mencionados, se sumaba siempre, como caballito de batalla, y sin falta, el abuso que menores sufrieran en manos de sacerdotes.
Hoy podemos constatar un marcado giro. Esa Iglesia “tradicional, lejana del mundo, moralista, protectora de abusadores”, pareciera ser del pasado. Un Papa afectivo, humilde, sencillo, parece haberse ganado el corazón de la gente de medios en Estados Unidos.
Hablando de política, expresan que no es ni republicano ni demócrata. En el campo de la economía, explican que critica al capitalismo, pero también al comunismo. Buscan el equilibrio. Y hasta, increíble, defenderlo.
Hay al menos dos razones poderosas que motivan a los liberales (demócratas) a apoyar al Papa: la protección del medio ambiente y el combate al calentamiento global (cuya relación con conductas humanas los republicanos niegan tozudamente), y la justicia social, el seguro social (a lo que los republicanos se resisten). Pero también tienen dos razones importantes para combatirlo: los demócratas suelen favorecer el aborto (utilizando su eufemismo: pro choice), y presionan irrestrictamente la agenda del lobby gay.
Pero lo cierto, es que el Papa se los ha ganado. CNN, Fox News y otras cadenas hablan de que Francisco es un hombre de fe, de esperanza, a quien todo el mundo quiere.
Remarcan constantemente sus gestos de humildad, que no vive en el lujoso aposento del Vaticano, que utiliza vehículos sencillos, como el Fiat 500 que ayer lo llevó a la Nunciatura Apostólica en Washington, rodeado de 4x4 blindados, y expresan su admiración por la pasión de Francisco de visitar a los más necesitados, inmigrantes, presidiarios, enfermos.
Y, llamativo, ¡le creen! Son conscientes de que no se trata de una fachada, sino de una actitud muy auténtica, noble y pura.
El Washington Post afirma en una nota que “ha llegado por primera vez a los Estados Unidos el argentino popular de 78 años, que ha suavizado el tono de los mensajes de la Iglesia, que ha marcado la importancia del cambio climático, ha llamado la atención por los pobres y que a obtenido un lugar en el escenario global. Ninguna crítica a la Iglesia en el recorrido de todo el artículo. Muy llamativo.
Hoy se ven carteles en Washington que piden sumarse a la autoridad moral del Papa Francisco para combatir el cambio climático. El mensaje está suscripto por activistas no católicos. Algo al menos, muy curioso, que se mencione al Papa como referente moral, en círculos en que siempre fuera acusado de asocial.
No podemos afirmar que el Papa se haya ganado al pueblo estadounidense. En realidad, no creemos que esto suceda.
En los próximos días habrá en Washington, Nueva York y Filadelfia excepcionales muestras de fe, pero, claro, especialmente de parte de católicos, que conforman un cuarto de la población del país.
El 75 por ciento restante, se estará nutriendo especialmente de los medios liberales, que pasaron a admirar a Francisco, y que a través de este giro, comienzan a tener una imagen positiva de la Iglesia, comprometida con los necesitados, con la justicia social, con los destinos de la humanidad.
La Iglesia estadounidense está aprendiendo a no encasillarse histéricamente en sólo dos temas, sino que con Francisco, aprende a ver el mensaje del Evangelio desde una perspectiva amplia, completa, abarcando toda la realidad de la dignidad de la persona. Y de una forma positiva. Y eso tiene consecuencias también positivas en todo el mundo, incluyendo los medios de comunicación.
En el vídeo, la familia Obama recibe al Papa Francisco a su llegada al aeropuerto