Pues bien, el diario neoyorquino, habitualmente tildado de progresista, ha vuelto a hacerlo el 5 de septiembre, recogiendo además el espléndido trabajo fotográfico de Toni Greaves, que de manera inmediata se convertirá en un libro. Si en aquella ocasión la parte principal de la información se la llevaban las Hermanas de la Vida [Sisters of Life], congregación fundada en 1991 en la Gran Manzana por el cardenal John O´Connor, ahora las protagonistas son las dominicas del Monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Summit, en el vecino estado de Nueva Jersey.
La congregación, perteneciente a la gran familia de Santo Domingo Guzmán (11701221), proviene de la fundada en Francia en 1880 por la Madre Rosa de Santa María Werhle, O.P., con el apostolado especial del Rosario Perpetuo y una forma de vida contemplativa, y en 1919 llegaron a la que es su casa madre en Estados Unidos.
Ahora son 19, pero no conforman un convento anciano o moribundo, sino todo lo contrario: "Yendo a contracorriente, algunas jóvenes [millenials] buscan la vida religiosa", titula el NYT. Muy jóvenes, más bien, pues la expresión millenials hace referencia a la generación que empieza a dejarse notar en este arranque del tercer milenio. Esa "orden contemplativa donde las hermanas viven en el claustro y llevan una vida de oración está atrayendo a mujeres entusiastas y universitarias", añade el diario.
Y así lo reflejan sus rostros: la Hermana María Cecilia, la Hermana José María, la Hermana María Magdalena o la Hermana María Teresa son veinteañeras; la Hermana María Verónica, maestra de novicias, tiene 46 años; y la Hermana Denise María, priora, quizá no llegue a los cincuenta. Varias postulantes, todavía sin hábito, comparten la vida con ellas mientras terminan de definir su vocación.
En la última década han tenido 15 aspirantes, de las que 9 perseveraron e hicieron sus votos. De aquí a finales de año dos más se unirán a la comunidad para probar.
Todas ellas son "máquinas de rezar", define el periódico, al tiempo que describe una mesa donde se acumulan cartas, e-mails impresos y tarjetas que reciben desde todos los rincones del mundo solicitando sus oraciones. "Algunos son habituales y nos preocupamos cuando faltan", comenta Sor María Verónica.
Y no sólo son máquinas de rezar. También de fabricar y empaquetar jabón, que es la parte de su ora et labora como monjas que les da de comer gracias a una tienda on line en la que venden también otros productos.
Una de las principales vías de llegada de vocaciones son las redes sociales, y un blog, A Nun´s Life [Así vive una monja], que Sor María Verónica montó en 2004 sin pedir permiso a su priora: "¡No le podía explicar lo que era un blog sin hacerlo!", se justifica. Recibió luego su aprobación, desde luego.
El caso de la maestra de novicias es ejemplificador del efecto rebote de las vocaciones religiosas femeninas en Estados Unidos entre comunidades con un estilo de vida religiosa a la antigua, esto es: hábito, vida de oración y de comunidad y fidelidad a la regla. Cuando la Hermana María Verónica, que trabajaba como técnico farmacéutico, llegó al monasterio en 1991, tenía 22 años y la monja más joven tenía 39. Ahora hay media docena por debajo de la treintena, más la dos nuevas que vendrán, también veinteañeras.
"¿Sabe? Hay toda una generación que ha recibido demasiado. Con toda esta tecnología, creo que están saturados. Y ven esta vida como algo realmente radical y la desean. O tal vez sus familias están rotas y ven nuestra vida como algo realmente estable", añade la religiosa: "Vienen desde todo tipo de situaciones. Pero cuando Dios te llama, no puede ser feliz haciendo otra cosa".
Aunque la Hermana Verónica lamente la saturación de nuevas tecnologías, resultan de gran ayuda para su monasterio. Una de las actuales monjas estuvo dos años leyendo el blog A Nun´s Life hasta que sintió la llamada. Y la joven hermana María Teresa, que estudiaba biología, le daba vueltas a su vocación, pero dentro de una orden de vida activa, cuando escuchando su canción favorita en Youtube, Only hope de Mandy Moore (de la película A walk to remember [Un paseo/amor para recordar], dirigida en 2002 por Adam Shankman) sintió un "¿Quieres casarte conmigo?" que le sugería entregarse absolutamente a Dios.
La vocación de la Hermana María Cecilia, que tiene ahora 31 años y es la chófer oficial del convento para ir a hacer la compra o al médico o el aeropuerto a recoger a quienes acuden a verlas, fue muy distinta. En 2007 se acababa de graduar en una escuela de negocios y tenía un trabajo agradable y bien pagado. "La vida religiosa no estaba en mi radar, pero me sentía totalmente miserable y recuerdo que le preguntaba a Dios qué debía hacer", recuerda. Un encuentro casual la llevó una noche hasta el locutorio del monasterio, donde hablando con la Hermana María Catalina comprendió que su vocación era contemplativa y se echó a llorar. "La vida contemplativa me ha dado más de lo que podría imaginar. Dios te sorprende siempre", confiesa.
Ahora los objetivos de la comunidad son reformar el monasterio para ampliar habitaciones para huéspedes, ganar espacio para el trabajo que les da la tienda, mejorar los accesos a la iglesia... y esperar la llegada de las nuevas novicias.
La Hermana María Catalina considera decisivas las seis primeras semanas de una postulante, en las que cambia su vida (además de la oración nuncan faltan mil formas de trabajo) y su horario, pues se levantan a las 5.20: "Están acostumbradas a trasnochar. No se plantean dormir en fin de semana. Cuando yo entré, creí que no superaría el cansancio. En esas seis semanas superas el romanticismo. Si superan las seis semanas, normalmente se quedan un año. Y si se quedan un año, probablemente terminen haciendo la profesión solemne".
Fue lo que pasó con la joven Laura, cuyo proceso de transformación en la Hermana María Teresa del Sagrado Corazón a través de la vida en el convento fue el principal objeto de las bellísimas capturas de Toni Greaves, la fotógrafa que quedó deslumbrada por la alegría y vitalidad de las jóvenes y publica a finales de septiembre un libro, Radical love [Amor radical], con todas las imágenes del monasterio. "Hay algo exhuberante y vibrante en todas esas jóvenes", afirma Toni para explicar por qué les consagra esta obra: "Es esa energía que nos rebosa cuando nos enamoramos... y eso me maravilló".
(Documental lanzado este verano por las religiosas norteamericanas para relanzar las vocaciones.)