Uno de los seminarios fue organizado por la Escuela de Comunicación en la Iglesia de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, que la Prelatura del Opus Dei promueve en Roma, bajo el título The Church up Close [La Iglesia: una mirada de cerca].
Entre los ponentes destacaron los obispos Joseph E. Kurtz (arzobispo de Louisville y presidente de la conferencia episcopal estadounidense), Bernardito C. Auza (nuncio vaticano en la ONU), José Gómez (arzobispo de los Ángeles), Jean Laffitte (secretario de la Pontificia Comisión para la Familia) y Charles J. Chaput (arzobispo de Filadelfia), y laicos como Guzmán Carriquiry (secretario de la Pontificia Comisión para Latinoamérica) y también Austen Ivereigh, autor de la última y más completa biografía de Francisco, El Gran Reformador.
Las intervenciones se centraron en buena medida en la personalidad y el magisterio del Papa Francisco y en las expectativas que ha despertado su próxima visita a Estados Unidos y su participación en el Encuentro Mundial de Familias 2015.
Pero, en el ámbito de la inmigración, el arzobispo Gómez, de Los Ángeles, ofreció el relevante dato de que en su diócesis en el año 2014 se bautizaron “más criaturas que en Nueva York, Chicago, Filadelfia y Washington DC juntos, y la mayoría son hijos de inmigrantes y la mayor parte hispanos”. En un breve análisis de la situación sintetizó que “el centro de gravedad del catolicismo en Estados Unidos se desplaza del este al oeste y del norte al sur”, confluyendo en la zona de la que él es prelado. Se refirió especialmente al “sufrimiento psicológico y espiritual de los inmigrantes, con el consecuente estrés que eso aporta a las relaciones intramatrioniales y familiares en general.” Así, uno de cada cinco deportados proviene de una unidad familiar que queda desmembrada, creando ello grandes dificultades. Se refirió a la necesidad que hay en la Iglesia de ser más acomodaticia en su aproximación pastoral, teniendo en cuenta las dificultades culturales.
No es un asunto que se pueda obviar la importancia capital que tiene el hecho que Francisco sea “el primer papa hispanoamericano, el primer Papa de Latinoamérica y el hecho que es hijo de inmigrantes. El primer Papa hispano llega a América para darnos el primer santo hispánico”, el mallorquín fray Junípero Sierra (17131784). “Más que un evento étnico y aún religioso, es un evento que nos ayuda a reflexionar sobre nuestra historia y nuestro legado, y nos permite recuperar nuestra historia personal e identidad”, pues “los hispanos fueron los primeros padres fundadores de la nación”, comentó.
Saliendo al paso de las críticas a la canonización de fray Junípero Sierra, el arzobispo Gómez destacó que el beato dedicó su vida a enseñar el Evangelio y se volcó en los nativos americanos aborígenes y en protegerlos de los abusos.
Austen Ivereigh comentó que Francisco es un “agente de cambios”, pero a menudo sus palabras y gestos no son entendidos adecuadamente pues son “generados por la fantasía de los progresistas y la ansiedad de los conservadores, alimentándose mutuamente los unos a los otros”. La “recuperación de la misericordia” y un enfoque renovado de la misión de evangelizar son tareas capitales en la actualidad. Es importante sin embargo darse cuenta de que esta reforma “no quiere generar un cambio en el corpus de enseñanzas de la Iglesia, sino más bien hacerlas más asequibles a todos”.
El sacerdote John Wauck, de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, comentó que “la misericordia no es incompatible con el juicio” y “es también compatible con exigencias serias”, incluyendo las obras de misericordia corporales y espirituales. Según Wauck, el mismo Papa es un modelo de misericordia que “nos interpela a cada uno de nosotros.”
Maryann Cusimano Love, profesora asociada en la Universidad Católica de América, predijo cuatro áreas en las que el Papa iba a detenerse en su mensaje en la ONU: la pobreza, la ecología del planeta, el impacto de la economía en las personas, y la paz. Estas cuatro P (por sus siglas en inglés: Poverty, Planet, People, Peace) “no son problemas puramente técnicos ni tan siquiera separados el uno del otro, sino síntomas de un mundo que ha perdido su identidad; cuando se rompe nuestra relación con Dios, quedan también afectadas nuestras relaciones con los demás y con el medio ambiente en el que vivimos”. Sin embargo, destaca Cusimano, “el Papa no habla desde un punto de vista de ideología: escapa a los conceptos arcaicos de derecha o izquierda”.
Alejandro Bermúdez, director ejecutivo de Catholic News Agency-Aciprensa/EWTN, destacó la relevancia del Papa Francisco como primer Papa latinoamericano, y señaló la importancia de entender sus palabras en el contexto adecuado; señaló que “el Papa es impredecible”, por lo que siempre nos sorprenderá.
De izquierda a derecha, Austen Ivereigh, el sacerdote John Wauck, Maryann Cusimano Love, y Alejandro Bermúdez, director ejecutivo de Catholic News Agency-Aciprensa/EWTN.
En otro panel, Guzmán Miguel Carriquiry Lecour, el laico que ocupa el puesto de mayor relevancia en la curia vaticana en cuanto secretario de la Comisión Pontificia para Latinoamérica, señaló el carácter eminentemente pastoral de la visita papal: el Papa “es un testigo de la compasión y ternura de Dios, que es rico en misericordia”. Si buscamos entender el mensaje del papa en clave política, “corremos el riesgo de dar relevancia desproporcionada a aspectos individuales sin comprender la unidad de su mensaje.” El Papa le comentó personalmente que en el caso de la visita a Cuba, no tenía ninguna intención de referirse a las relaciones bilaterales de este país con Estados Unidos.
En esta línea se expresó también Thomas Rosica, Agregado Lingüístico en la Santa Sede para las relaciones de comunicación en lengua inglesa, quien insistió en esta dimensión eminentemente espiritual de la visita pastoral, ya que el Papa viene a hablar del “mensaje del Evangelio”. Según Rosica, el pontífice también reflexionará sobre la libertad religiosa y la ecología integral.
Carl Anderson, Caballero Supremo de la Orden de los Caballeros de Colón, destacó “la continuidad en las enseñanzas de la Iglesia desde Pablo VI a Francisco” citando a Francisco: “La familia proporciona el entorno principal desde el que podemos aspirar a la grandeza.” Anderson, autor del libro Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de la civilización del amor destacó el papel de la Virgen de Guadalupe en el pensamiento del Papa Francisco.
El obispo Jean Laffite afirmó que Francisco “quiere que todo el mundo recuerde que no podemos dejar de lado nuestra vocación de servicio citando solamente las verdades doctrinales y preceptos éticos, sino que tiene que preocuparnos la manera en que las personas puedan recibir en sus situaciones personales la Buena Nueva del Evangelio”.
Helen Alvaré, catedrática en la escuela de Derecho de la George Mason University, señaló que son claves en las enseñanzas de Francisco la visión de “la familia como un lugar irremplazable donde podemos acercarnos a Dios”. Esto, comentó, entronca con las enseñanzas de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, además del hecho que “la Iglesia debe ser capaz de llegar hasta aquellos que han sufrido por problemas familiares”.
Joseph Kurtz, arzobispo de Louisville y presidente de los obispos estadounidenses, comentó que el Papa “viene como pastor y como buen profeta”, llamando a la gente a la conversión. Predijo así que Francisco “hablará de la libertad de servir y de poder hacerlo en la esfera pública”.
Bernardino C Auza, nuncio ante la ONU, apeló a hacer uso de “una buena hermenéutica”, palabra que utiliza frecuentemente el Papa para hacer referencia al conjunto de palabras y expresiones contextualizadas que facilitan la comprensión de un fenómeno determinado, en este caso la visita del romano pontífice a los católicos de los Estados Unidos de Norteamérica: “Habla como pastor, como un padre, no como un líder político”. Comentó lo oportuno que es que el Papa se dirija a la ONU, pues “las preocupaciones de la ONU son preocupaciones también de la Iglesia”, y su intervención ante este organismo refleja “la admiración de la Santa Sede por esta institución”, aunque el Papa no evitará mencionar aspectos en los que hay desavenencias de opinión.
De izquierda a derecha, John Wauk, Joseph Kurtz, Bernardino C. Auza y Charles Chaput.
El arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, se refirió a las 17.000 personas que asistirán al Congreso de las Familias en los días previos a los actos con el Papa, y predijo 700.000 participantes en la fiesta con el Papa en el Parkway en el centro de la ciudad el sábado 26 de septiembre, y un millón para la misa final del pontífice el domingo 27. Asimismo comentó la importancia de esta visita, la ilusión con la que la gente de Filadelfia cultiva el acontecimiento, y la gran trascendencia para la Iglesia católica en la ciudad, por las dificultades vividas en los últimos años: “La ciudad de Filadelfia y la Iglesia local merecen algo mejor que los problemas de la última década. Merecen alegría y gozo”. Y eso es, comentó, lo que Francisco traerá.