Pero los líderes de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos (PCUSA, por sus siglas en inglés) han decidido por votación que la definición de matrimonio de Jesús ya no vale.
Lo de "ser una carne" no lo entendían desde que aceptaron la anticoncepción en los años 30 del siglo XX y desde que abrieron la puerta al divorcio, y ahora borran lo de "el hombre" que se une "a la mujer". Desde el pasado martes 17 de marzo las Constituciones de esta iglesia quedan enmendadas para que hablen, simplemente, de "un compromiso entre dos personas,” quitando las palabras “un hombre y una mujer.”
Con eso, PCUSA se convierte en una de las mayores iglesias de EEUU en redefinir el "matrimonio" como algo posible entre personas del mismo sexo.
Es un punto más en la deriva liberal de esta iglesia, que está perdiendo miembros a marchas forzadas a medida que los liberales imponen su visión de votación en votación, diga lo que diga Jesucristo sobre hombres y mujeres.
La PCUSA lleva varios años perdiendo fieles a ritmo ágil; en el año 2000 contaba con 2,5 millones de fieles, en 2006 eran 2,2 millones, y a finales de 2013 eran 1,7 millones. Es decir, en lo que va de siglo XXI, ha perdido un tercio de sus fieles.
Caos abigarrado en las vestiduras litúrgicas en esta ordenación de presbíteras de la PCUSA
A veces se trata de parroquias enteras que se van a otras denominaciones. Por ejemplo, en 2013 la PCUSA perdió 224 comunidades, de las que 148 se fueron a otras denominaciones.
Las otras iglesias grandes de EEUU que han redefinido el matrimonio para que no sean "un hombre y una mujer" como decía Jesús son los luteranos de la ELCA (una iglesia que nació en 1988 con 5,2 millones de miembros; en 2013 tenía ya sólo 3,8 millones) y los episcopalianos de ECUSA (eran también 2,5 millones en el año 2000, y 1,8 actualmente, con obispesas lesbianas y aceptación plena del aborto).
La nueva normativa presbiteriana permite a cualquier congregación de esta denominación celebrar "bodas gays". De los 171 presbiterios (zonas regionales) hay 41 que estaban en contra de la redefinición. "No hay nada en la enmienda que obligue a los ancianos y ancianas docentes a llevar a cabo una boda en contra de su voluntad o juicio. Tampoco hay nada que obligue a un consistorio a ir en contra de su voluntad o juicio", explican las autoridades, que piden "tolerancia mutua cuando diferimos".
La norma permite que una congregación o presbiterio pueda negarse a oficiar bodas gays, pero no está claro cómo puede afectar esto a la ley civil. Por ejemplo, si unos homosexuales quieren casarse en una parroquia de ECUSA y el pastor dice que sus convicciones religiosas no lo permiten, los denunciantes podrían alegar en un juicio civil que la religión de este pastor sí permite estas bodas y reclamar daños, perjuicios, etc...
El lobby gay presbiteriano se declaró encantado: “Tantas familias dirigidas por parejas LGBTQ han esperado décadas para entrar a este espacio creado para sus familias dentro de sus comunidades religiosas,” dijo el reverendo Robin White, líder del lobby “More Light Presbyterians”... sin dar cifras de esas "tantas".
En cambio, la líder del Comité Laico Presbiteriano, Carmen Fowler LaBerge, ha protestado recordando que la redefinición del matrimonio es contraria a la Biblia y como protesta anima a los miembros de PCUSA a no pagar diezmos ni donaciones mientras no se recupere la definición bíblica.
No parece que vaya a tener mucho éxito esta línea de protesta: una parroquia tan concienciada y organizada como para plantarse así preferirá más bien dejar PCUSA y unirse a otra denominación protestante conservadora, aunque sea más pequeña.