Él y Norma Louise Rinetti contrajeron matrimonio el 18 de noviembre de 1950, así que llevaban casados casi 64 años cuando un cáncer fulminante se la llevó. Vivían muy enamorados y, mientras ambos pudieron, no faltaban el sábado de cada mes que tocaba baile. Y hasta en los últimos años pudieron hacer tres cruceros juntos, acompañados de su hija Denise y su marido, de su hijo David y su esposa y de su nieta Michelle, e incluso viajar a Italia, país de origen de los padres de Norma, aunque ella ya había nacido en Estados Unidos
Todo hasta aquí era una historia normal de un matrimonio duradero y bien avenido que sufre la inevitable ruptura de la muerte en su momento biológico natural. Pero algo empezó a suceder cada vez que Vinto llevaba flores a la tumba. Fuesen del color que fuesen, ya se tratase de crisantemos o de rosas, compradas o tomadas del propio jardín de Vinto, acababan volviéndose de una intensa tonalidad púrpura... que era el color favorito de Norma.
Su marido lo ha visto como una señal, tal como explica KMPH News, un canal afiliado a la Fox . Una señal ¿de qué? Vinto, católico como Norma, vivía alejado de la iglesia. Su mujer, sin embargo, formaba parte de la Italian Catholic Federation [Federación Católica Italiana], una organización sin ánimo de lucro cuyas actividades tienen como finalidad fomentar la fe y en espíritu de familia entre sus miembros.
Fundada en 1924 por inmigrantes italianos, en los últimos años se ha abierto a todo tipo de personas, siempre con la intención de "mantener y fomentar el espíritu religioso entre sus afiliados y difundir ese espíritu en su comunidad", en colaboración con parroquias y otras instituciones católicas y bajo el patronazgo de Santa Francisca Javier Cabrini (18501917), fundadora de las Misioneras del Sagrado Corazón y que, aunque italiana de nacimiento, como adquirió la nacionalidad estadounidense tras muchos años de misión allí, se convirtió en 1946 en la primera persona canonizada de su país de acogida.
Con estos antecedentes y la profunda religiosidad de Norma (ante cuyo féretro se rezó el Rosario antes del funeral), para Vinto fue fácil interpretar lo que estaba pasando. Aunque los expertos señalan que esos cambios de tonalidad en las flores son frecuentes, para el anciano no es casualidad que suceda justo con ese color, independientemente del tipo de flor, y habla de "milagro", y así lo ha comentado con su párroco.
En cualquier caso, el hecho ha tenido una consecuencia inmediata: Vinto ha vuelto a frecuentar la iglesia. "Estoy muy contento, realmente contento de haber vuelto a la iglesia", confiesa. Y, emocionado, le manda un mensaje a su esposa: "Que la querré hasta que me muera y que la hecho de menos, pero que volveremos a encontrarnos".