Joe Biden, vicepresidente de EEUU durante los dos mandatos de Barack Obama, es uno de los candidatos favoritos en el Partido Demócrata para disputar la Casa Blanca a Donald Trump. Y está en plena campaña para conseguirlo. Para ello, juega también con la baza de ser católico, algo que, sin embargo, no le ha servido en una parroquia de Carolina del Sur el pasado fin de semana.
El político demócrata se encontraba haciendo campaña por la zona y acudió a misa el domingo, pero a la hora de la comunión el sacerdote Robert Morey le negó el Cuerpo de Cristo por su público apoyo al aborto en Estados Unidos, postura que además se ha radicalizado durante los últimos meses con el objetivo de ganar más votos.
Está "fuera de la enseñanza de la Iglesia"
El religioso explicó a Catholic News Agency que “lamentablemente, el domingo pasado, tuve que negarle la Sagrada Comunión al ex vicepresidente Joe Biden”. Recordaba el religioso que la comunión “significa que somos uno con Dios, entre nosotros y con la Iglesia. Nuestras acciones deberían reflejar eso. Cualquier figura pública que defienda el aborto se coloca fuera de la enseñanza de la Iglesia”.
El padre Morey, párroco de la iglesia de San Antonio en Florence, asegura que “como sacerdote es mi responsabilidad cuidar las almas encomendadas a mi cuidado y debo hacerlo incluso en las situaciones más difíciles”. Antes de ser religioso, Morey ejerció como 14 de años de abogado y trabajó durante siete en la Agencia de Protección Ambiental y en el Departamento de Energía de EEUU.
Biden se ha radicalizado en los últimos meses por cuestiones electorales
Tradicionalmente, la postura de Biden sobre el aborto se ha alineó con el ala más moderada del Partido Demócrata con su oposición a que se destinen fondos federales al aborto. Sin embargo, fue vicepresidente con Obama, mandatos en los cuales se aumentó la financiación del aborto a través de plataformas como Planned Parenthood y se crearon programas sociales que obligaban al personal sanitario a realizar abortos y facilitar anticonceptivos.
Pero ya en plena carrera para ser candidato demócrata a la Casa Blanca ha abandonado sus viejas posiciones sobre el aborto y ante la radicalización de su partido en este asunto, Biden también ha decidido mostrarse abiertamente proabortista.
Biden, en un reciente acto organizado por Planned Parenthood, responsable de más de 330.000 abortos en 2018 sólo en EEEUU, con precandidatos demócratas y bajo el lema "Nosotras decidimos"
De este modo, en junio Biden mostró su oposición a la Enmienda Hyde y dijo que "si creo que la atención médica es un derecho, como lo hago, ya no puedo apoyar una enmienda que hace que ese derecho dependa del código postal de alguien". Hasta entonces se movió en la línea de que no era favorable al aborto pero que al ser representante público tampoco podía hacer nada para prohibirlo.
El sacerdote con el apoyo de Código de Derecho Canónico
El sacerdote que negó la Comunión al político demócrata se escuda en el artículo 915 del Código de Derecho Canónico, que dice que “no deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave”.
En 2004, el entonces cardenal Ratzinger, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, mencionaba en una carta a los obispos de Estados Unidos precisamente un posible caso como el que ha ocurrido ahora. Decía entonces el ahora Papa emérito:
“Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta (entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia), su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que lleve a término la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía.
»Cuando ‘estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles’, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, ‘el ministro de la Sagrada Comunión debe rechazar distribuirla’ (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos ‘Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente’ [2002], números 3-4).
»Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el ministro de la Sagrada Comunión está realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que está reaccionando a la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado”.