La Iglesia Católica en Estados Unidos cuenta con 17.000 parroquias y más de 50 millones de adultos en el país más rico e influyente del planeta. Es la iglesia cristiana más grande del país. Sus éxitos y fracasos contagian a la sociedad en general y a la Iglesia a nivel mundial. La casa de estudios estadísticos PewResearchCenter (www.pewresearch.org) acaba de publicar una lista de datos que sirven para enmarcar la foto actual social de la Iglesia en el país.
1. Hay aproximadamente 51 millones de adultos católicos en EEUU, uno de cada 5 adultos del país
Este dato se toma del Religious Landscape Study de Pew Research 2014. En ese estudio, se constataba, sin embargo, que el porcentaje de población católica bajaba de un 24% en 2007 a un 21% en 2014.
2. Es la religión de la que se va más gente
Un 13% de los adultos en EEUU son ex-católicos. Fueron criados en familias católicas, pero ahora son protestantes o no tienen religión. Por el contrario, sólo hay un 2% de adultos que sean conversos al catolicismo (hablamos de 5 millones de personas adultas que son católicas habiéndose formado en otro entorno). El estudio de 2014 establecia una ratio de conversos/abandonos, y con 6,5 abandonos por cada converso la ratio católica es peor que la de todas las otras religiones. (La otra forma de perder fieles es, simplemente, que se mueran por edad, y que no se reemplacen por nacimientos).
3. Los católicos son étnicamente diversos
Seis de cada diez son blancos, un tercio son latinos/hispanos, un 3% son negros no hispanos, un 3% de origen asiático... Los hay filipinos, africanos, nativos americanos. Están en todo el tapiz étnico de este país de inmigrantes.
4. Están presentes en todo el país
Hay otras denominaciones cristianas que tienden a concentrarse mucho en una región de EEUU, pero los católicos se han repartido de forma bastante homogénea: un 27% en el sur, un 26% en el noroeste, un 26% en el oeste y un 21% en el medio-oeste. Tres cuartos de los hispanos católicos viven en el sur o en el oeste, y un 60% de los no hispanos viven en el noreste o medio-oeste. Pero de 2007 a 2014 se observa un traspaso de población hacia el sur y el oeste (que tienen mejor clima y atraen jubilados, estudiantes y otro tipo de población, además de los migrantes hispanos).
5. Un 60 o 75% no acepta o entiende las enseñanzas de la Iglesia
Hay que distinguir entre los católicos practicantes y comprometidos y los que simplemente se declaran católicos pero ni conocen ni practican su fe. La media dice que, a partir de una encuesta de 2015, muchos piden que la Iglesia cambie su doctrina. Así, un 76% pediría que se permita la anticoncepción, y seis de cada diez piden que se casen los sacerdotes, que se dé la comunión a los católicos recasados sin nulidad, que puedan comulgar los que cohabitan y que las mujeres sean sacerdotisas. Sólo un 46% (en 2015) pedía que la Iglesia reconozca los matrimonios del mismo sexo. Sin embargo, cuando se mide lo que piensan los católicos practicantes estas cifras bajan mucho (aquí en inglés).
6. Los que votan están divididos en dos mitades
Entre los que declaran ser votantes registrados, un 47% declaran tender a votar al Partido Demócrata y un 46% declara tender a votar al Partido Republicano. Los hispanos prefieren el Demócrata, mientras que un 54% de blancos prefieren a los republicanos.
7. Daban buena nota al Papa Francisco... aunque menos que años antes
En enero de 2018, antes de las últimas revelaciones sobre el caso McCarrick y el informe de abusos de Filadelfia, había un 45% de católicos encuestados que daba una nota de "buena" o "excelente" a la acción de Francisco contra los abusos. Sin embargo, tres años antes, en 2015, le daban buena nota un 55%. Probablemente ahora sería menos aún. El sondeo de 2018 constataba que entre los católicos conservadores el desencanto era mayor.
Así, en enero de 2018 un 34% de católicos en EEUU consideraban que el Papa era "demasiado liberal", y un 24% que era "ingenuo". En 2015 los porcentajes eran de 19 y 15 respectivamente.
En enero de 2018, un 58% decían que el Papa era "un gran cambio a mejor", muchos menos de los que lo decían en 2015 (eran un 69%). En ese periodo, los que declaraban que era "un gran cambio a peor" crecían del 3 al 7%. Los que no veían cambio pasaban del 17 al 26 por ciento.