Los obispos católicos de California han pedido al gobernador Jerry Brown que revise la política de confinamientos solitarios que se practica en este Estado.

Es una política que permite condenar a un aislamiento indefinido a los presos con algún tipo de vínculo con bandas consideradas delictivas.

Es precisamente cambiar esta situación, el motivo central que ha desencadenado una huelga de hambre masiva en prisiones californianas que cumplió el sábado 13 de julio su sexto día consecutivo y que ya se considera como la mayor protesta en la historia de las prisiones de California.

“Someter a un ser humano a esta forma inhumana de castigo no ayuda a nadie afectado por un crimen”, han dicho los obispos en un comunicado remitido por la Conferencia Católica de California. “El tiempo de cambiarlo ha llegado”.

El aislamiento implica pasar 22 horas y media al día completamente incomunicados y recluidos en una celda pequeña, con solo una hora y media al día para salir al patio y hacer ejercicio. La medida puede prolongarse indefinidamente si se demuestra que tienen algún tipo de vínculo con bandas criminales.

Los presos piden que se ponga un límite de cinco años a los confinamientos en solitario. Otras de las reivindicaciones son: comida de más calidad, mejores colchones y ropa de más abrigo. También piden programas educativos y de rehabilitación, así como poder hacer llamadas telefónicas mensuales

Hay 7.667 internos que se niegan a ingerir alimentos, según fuentes penitenciarias. El sábado otras fuentes hablaban de 12.000.

Además, 1.300 se niegan a asistir a las clases y a sus trabajos en la prisión, como medida de protesta para apoyar la huelga, que afecta a tres cuartas partes de las 33 prisiones de este Estado.


La corte federal ha enviado un equipo de enfermeras para supervisar la salud de los huelguistas, pero muchos de ellos están rechazando estos cuidados, negándose a recibir tratamientos médicos y no asistiendo a las citas. La protesta, no obstante, está transcurriendo por cauces pacíficos, sin que hasta el momento se haya producido ningún altercado ni alteración del orden penitenciario.

El Gobierno de California ha calificado la protesta de “revuelta masiva”. En un comunicado oficial hecho público por los funcionarios de prisiones se advierte que “el Estado no acepta la protesta” y que “es ilegal que los reclusos participen en este tipo de revueltas”.

Si los huelguistas persisten en su actitud podrían ser sometidos a medidas disciplinarias y a que se paralice la revisión de sus condenas. La huelga comenzó el pasado lunes en Pelican Bay State Prison, organizada por un pequeño grupo de presos en confinamiento solitario.