Fue durante doce años deán de la catedral de Birmingham (Alabama) y rector en la St. Martin Episcopal Church de Houston, donde contó entre sus parroquianos al ex presidente Bush padre y su esposa Bárbara. Pero el pasado mes de noviembre, el reverendo Larry Gipson fue aceptado como católico en el Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro, una estructura creada por el Papa Benedicto XVI para aceptar ex anglicanos en la Iglesia católica manteniendo alguna de sus tradiciones, como el Libro de Oración Común. “Sin excluir las celebraciones litúrgicas según el Rito Romano, el Ordinariato tiene la facultad de celebrar la Eucaristía y los demás sacramentos, la Liturgia de las Horas y las demás acciones litúrgicas según los libros litúrgicos propios de la tradición anglicana aprobados por la Santa Sede, con el objetivo de mantener vivas en el seno de la Iglesia católica las tradiciones espirituales, litúrgicas y pastorales de la Comunión anglicana, como don precioso para alimentar la fe de sus miembros y riqueza para compartir”, reza el decreto.
El reverendo Gipson se encuentra actualmente entre los 69 candidatos al sacerdocio del Ordinariato y está realizando un curso de retiro y formación en Houston. “Es un regalo muy grande que un sacerdote de la iglesia episcopaliana más grande de EEUU sea hoy católico”, asegura. “Fue la naturaleza de la autoridad en la Iglesia Católica lo que me atrajo hacia ella”, explica. “Durante mucho tiempo mi gran preocupación ha sido la estructura de autoridad de la iglesia episcopaliana, y cuando me retiré seguía dándole vueltas: el verdadero problema anglicano es la falta de una autoridad apostólica. Y el acercamiento a la historia de la fe me llevó a desear formar parte de la Iglesia de Roma”, explica. Aunque muchos episcopalianos han salido de la denominación por desacuerdo en cuestiones como la consagración de obispos homosexuales o la bendición de las uniones del mismo sexo, Gipson asegura que él no se marcha con ira: “Yo no tengo derecho a pedir a la Iglesia Anglicana que cambie sus tradiciones para mí, soy yo el que tiene que hacer los cambios”, sostiene.
“El anglicanismo siempre ha sido reacio a definir la doctrina, ya que existen en él facciones opuestas, y la doctrina se ha vuelto tan borrosa que los fieles pueden tener creencias opuestas y seguir siendo anglicanos”, afirma. “Estoy muy agradecido a la Iglesia episcopaliana, he pasado toda mi vida en ella, todos mis amigos y la gente a la que quiero, sigue ahí. De ninguna manera voy a hablar mal de ella o a enfadarme. Simplemente estoy feliz porque he encontrado lo que hace mucho tiempo que estaba buscando”. Gipson está feliz por la posibilidad de ser ordenado sacerdote católico. A principios de este año obtuvo el título de doctor en teología católica de la St. Thomas University, que se suma a su maestría en la Universidad de Yale, y no pierde ocasión de expresar su ilusión por poder seguir ejerciendo el ministerio: “He sido sacerdote episcopaliano durante 42 años. No puedo imaginar mi vida sin ser sacerdote, estoy ansioso por volver al trabajo sacerdotal, pero ahora, finalmente, como católico”, reconoce.
Gipson, de 70 años de edad, está casado con Mary Frances, y como tal, se acogerá al régimen especial del ordinariato que admite como presbíteros a hombres casados, según los procedimientos desarrollados por el papa Juan Pablo II para la recepción de sacerdotes anglicanos casados, que pueden llegar a ser presbíteros pero no obispos. Tal y como explicaba el cardenal Bertone en una entrevista, “aunque se aceptarán sacerdotes anglicanos casados en el ordinariato, el valor permanente del celibato será reafirmado, haciendo necesario que en el futuro, los sacerdotes célibes sean la normalidad”.