«How America gives» (Cómo dona América). Así se llama el estudio que Chronicle of Philanthropy ha realizado y publicado hace poco tiempo, utilizando los registros de donaciones en 2008 del Internal Revenue Service , agencia gubernal responsable de controlar los impuestos, el equivalente al Ministerio de Hacienda en España.
De él se desprenden datos muy interesantes que vuelven a poner encima de la mesa una realidad que no por incómoda es menos cierta: la religión mueve los corazones hacia la generosidad.
El estudio explora los «hábitos de caridad» de los estadounidenses desde diversos puntos de vista.
Entre los estados más generosos se encuentran Mississippi, Alabama, Tennessee y Carolina del Sur (estados todos de tradición católica), con Utah a la cabeza de la lista, donde sus habitantes donan el 10.6% de sus ingresos a obras de caridad.
No sorprende si se tiene en cuenta que allí tiene su sede oficial la Iglesia Mormona, cuyos miembros tienen la obligación de entregar la décima parte de su salario a la beneficencia para poder ser miembros de pleno derecho.
Por motivos similares se encuentra Idaho en el ranking de los diez estados más generosos: también tiene una gran población mormona.
Uno de los datos más sorprendentes viene de los residentes del Upper East Side -uno de los barrios más ricos y prestigiosos de Manhattan-, en Nueva York, que donaron casi 500 millones de dólares a obras de caridad, más que ningún otro código postal en EE UU.
Por el contrario, entre los estados que han registrado menos donaciones se encuentran New Hampshire, Maine, Vermont, Massachusetts y Rhode Island. Desde un aspecto religioso, los estados del noreste -que son los menos religiosos-, son los menos generosos en términos caridad.
Aunque a muchos no les guste escucharlo, también el credo político influye en mayor o menor medida -el grado es imposible de valorar- a la hora de rascar el bolsillo.
Lo cierto es que los conservadores también parece ser más generosos que los liberales. A modo de ejemplo, ocho de los diez estados más generosos de EE UU votó a favor del Partido Republicano representado por John McCain en las elecciones presidenciales de 2008, mientras que nueve de cada diez de los menos generosos votaron por el presidente Barack Obama.
«Es bien sabido que los liberales están mucho más lejos de ser religiosos que los conservadores», comenta Bill Donohue, presidente de la Catholic League , en un comunicado sobre el estudio.
«Es bien sabido también que los liberales hablan sin cesar de la pobreza. Sin embargo, en su vida diaria no hacen lo más mínimo por ella: hacen menos voluntariado, se esfuerzan menos, son menos propensos a ayudar a alguien a encontrar un trabajo y son los que menos donan. Su idea de la caridad es que el Gobierno aumente los impuestos, es decir, es decir, coger el dinero de los demás y gastarlo en programas de bienestar social», acusa con polémica.
Peter Panepento, responsable del estudio de Chronicle of Philanthropy, matiza que los resultados aportan más puntos de reflexión desde el punto de vista de las motivaciones religiosas que desde el de las motivaciones políticas, señalando también que los demócratas son menos religiosos que los republicanos: «No sé si se puede decir que la diferencia es una cuestión ´Republicanos-Demócratas´, dado que existe una cultura diferente y actitudes religiosas diversas en estos estados», puntualiza Panepento.