tiene 60 años y lleva dos como titular de Springfield (Illinois), tras siete como obispo auxiliar de Chicago. Pertenece a la nueva hornada de prelados norteamericanos que están dando poco a poco la vuelta al episcopado de Estados Unidos: no tienen miedo a los medios de comunicación, dan a sus seminaristas una formación espiritual y teológica clásica y están dispuestos a todo para evangelizar su porción de territorio.
Ante las recientes elecciones presidenciales, fue muy claro: "Tenéis que pensar muy seriamente vuestro voto, porque el voto a un candidato que promueve acciones o comportamientos que son intrínsecamente malos y gravemente pecaminosos os hace a vosotros moralmente cómplices y pone en serio riesgo la salvación eterna de vuestra propia alma". Y no lo decía sólo por el declarado abortismo de Barack Obama, sino también por la ambigüedad de muchos líderes republicanos.
Monseñor Paprocki está además muy preocupado por suscitar vocaciones sacerdotales que aseguren el futuro de la diócesis. Lo cierto es que bajo su mandato, todavía breve, así ha sucedido: de once a veinticinco seminaristas en dos años. Eso implica unos costes: "Si tenéis hijos en la universidad, ya sabéis lo cara que resulta la enseñanza superior", dijo a sus feligreses en un mensaje para pedir ayuda económica para el seminario. Y para sufragarlos él está dispuesto a poner su grano de arena... corriendo.
El obispo de Springfield forma parte de Life Runners, el único equipo de maratón provida que hay en el país, fundado entre otros por un teniente coronel de las Fuerzas Aéreas. Son casi quinientos miembros entre los 5 y los 73 años y proceden de 36 estados y tres países extranjeros. Él es, por supuesto, el capellán.
Paprocki ya lleva corridas 19 maratones con ese equipo, y la última sirvió específicamente para recaudar 10.000 dólares con destino al seminario. Fue la Rock-N-Roll Marathon de St Louis (Missouri) el pasado 21 de octubre, y su registro de 4:22:53 fue discreto en el global (743º sobre 1749 totales, 508º sobre 931 en hombres), pero no estuvo mal en su tramo de edad: quinto de 25. Antes, había celebrado misa para todos los participantes católicos en la catedral de la ciudad.
Para la próxima maratón, ya a un año vista, el obispo espera, afirma el boletín diocesano, que se anime alguno de los nuevos seminaristas.