¿Se acuerdan de la reacción de Joe Hall, "jefe" del condado de Henderson, en Texas, cuando la última Navidad recibió una pretenciosa carta de la fundación laicista por excelencia en Estados Unidos conminándole a que quitase el belén de su pueblo de un lugar público?
Pues parece que los laicistas de la FFRF (Freedom from Religion Foundation [Fundación para Liberarnos de la Religión, vendría a ser]), financiada por el multimillonario progre George Soros, no aprenden.
Están empeñados en perseguir hasta la más mínima expresión cristiana que detecten en cualquier punto del país, y a las autoridades locales mandan mensajes amenazantes para que se plieguen a sus deseos, so pena de una demanda judicial.
Y es cierto que tienen la posibilidad de acabar ganándolas, toda vez que en las últimas décadas buena parte de las sentencias del Tribunal Constitucional norteamericano en este tipo de casos han ido reinterpretando la Constitución en sentido anticristiano y recortando la expresión colectiva de la fe, que en Estados Unidos es, por tradición y aplastante mayoría, una fe cristiana.
También pierden otras demandas, como sucedió recientemente cuando intentaron boicotear el belén navideño de Warren, en el sureste de Michingan, y sustituirlo por una representación anticristiana del solsticio de invierno. El alcalde lo prohibió, ellos recurrieron la prohibición, y un juez le dio la razón al ayuntamiento.
Son, pues, una minoría progre muy activa que cuenta con la protección de otra minoría progre muy activa en algunos centros de poder de Washington. Pero cuando topan con la llamada "América profunda" las cosas no son iguales.
En Wyoming (una ciudad de setenta mil habitantes en el centro de Michigan) tienen un escudo-logo con un lema (Una ciudad de visión y progreso) y cuatro cuarteles con sendas figuras: una casa, una fábrica, un campo de golf y una iglesia, coronada por supuesto por la cruz. Una bonita forma de evocar los pilares de la vida de una comunidad: el hogar, el trabajo, el ocio y la devoción.
Naturalmente, han sido la iglesia y la cruz los detonantes del caso. El pasado viernes, el alcalde de Wyoming recibió una carta firmada por un abogado de otro estado (Wisconsin), en nombre de FFRF, con palabras agresivas y el habitual tono prepotente con que la organización trata a las comunidades locales a las que se dirige: "Deje inmediatamente de usar ese escudo y adopte una nueva representación de la ciudad que incluya a todos los ciudadanos. Ningún argumento sobre la significación cultural o histórica de la iglesia o de la cruz en el escudo de la ciudad exime a la ciudad del cumplimiento de sus obligaciones constitucionales. La ciudad no puede incluir la iglesia o la cruz porque al hacerlo pone el sello de la cristiandad sobre la ciudad. Esto excluye a los cristianos y no es constitucional. Tenéis la batalla perdida".
En Wyoming, quien ha llevado la voz cantante en la respuesta ha sido el secretario del ayuntamiento, Curtis Holt. No es un "tipo de pueblo" que acepta la pelea de quien viene a buscarla, como se autodefinía el jefe Hall de Henderson, pero Holt, licenciado en administración pública por la Grand Valley State University, fue también defensa en el equipo de fútbol americano de su universidad y campeón de lucha libre en ella. Y aunque han pasado algunos años, su cuello de medio metro de contorno apunta a que tampoco es de los que se dejan amedrentar.
Así que -en eso sí se parece a Hall- ha resuelto el tema lacónica y gráficamente: "Hemos frito pescados mayores que éste. Tengo preocupaciones más apremiantes. Ni un solo ciudadano de Wyoming se ha quejado jamás de nuestro logo".
Holt lleva en el cargo desde el año 2000. Doce años que habían sido precedidos por trece años de experiencia en otras ciudades. Está considerado un gestor muy competente que ha recibido felicitaciones por su trabajo en la implementación, por ejemplo, de mejoras educativas y policiales en Wyoming. El alcalde está con él y ya ha contestado a la FFRF que el logo no se toca.
A diferencia, por cierto, de lo que han hecho en Steubenville (Ohio), en un caso muy similar: en su logo aparecía la típica cruz de la universidad franciscana, que forma parte de su paisaje particular; los ateos han protestado, y han cedido y lo retirarán.
Hasta este viernes nadie en Wyoming había oído hablar de la FFRF: "Pero ahora parece que les preocupan muchos nuestros asuntos", ironiza Holt, erigido en baluarte de una comunidad fiel a sí misma y harta de que vengan a contrariar sus costumbres personas que viven a cientos o miles de kilómetros pero ideológicamente obsesionadas.