A partir del año 2013, virtualmente todas las instituciones católicas de Estados Unidos, incluyendo escuelas y hospitales, podrían tener que cerrar ante la imposición de Barack Obama de que los seguros médicos de sus empleados cubran tratamientos de esterilización y anticoncepción, incluidos métodos abortivos. Se da la circunstancia de que la responsable ministerial de la orden o "mandato" es una católica nominal, Kathleen Sebelius, ex gobernadora de Kansas.
La historia de Estados Unidos no ha conocido jamás un atentado similar a la libertad religiosa. En consecuencia los obispos norteamericanos han convocado una Quincena por la Libertad que arrancó este jueves 21 de junio (víspera, no por casualidad de la festividad de los santos mártires Santo Tomás Moro y San Juan Fisher, ejecutados por Enrique VIII en 1535) y concluye el 4 de julio, Día de la Independencia y gran fiesta nacional.
"Algunas leyes injustas imponen tales injusticias sobre individuos u organizaciones, que desobedecer las leyes puede estar justificado. Deben hacerse todos los esfuerzos posibles para rechazarlas. Cuando bienes humanos fundamentales, como el derecho de conciencia, están en juego, hemos de ser testigos de la verdad resistiendo a la ley e incurriendo en la sanción correspondiente": así reza el párrafo más contundente del texto que se va a leer en todas las parroquias de Estados Unidos durante estas dos semanas, redactado por los obispos.
A la cabeza del gran movimiento cívico de los católicos contra la cultura de la muerte figuran los grandes líderes de la Iglesia norteamericana. Estando desde hace cuatro años en Roma como prefecto de la Signatura Apostólica el activo y militante cardenal Raymond Burke, antiguo arzobispo de St Louis, no han dejado de escucharse las voces del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la conferencia episcopal, José H. Gómez, arzobispo de Los Ángeles, o Charles J. Chaput, arzobispo de Filadelfia.
Gómez mismo lanzó la consigna este jueves: cualquier compromiso que implique para la Iglesia transigir con la cultura de la muerte sería una "capitulación" y no va a tener lugar, porque sería "caer en la tentación de obedecer al gobierno antes que a Dios".
El prelado, de origen mexicano (nació en Monterrey) ha sido así de claro porque la Casa Blanca, ante la firmeza de la reacción de los católicos y el temor de que este asunto dificulte la reelección de Obama, podría buscar fórmulas transaccionales a las que la Iglesia, apoyada en esto por todas las demás confesiones religiosas del país, no está dispuesta.
Dichas confesiones no se ven igualmente afectadas por el "mandato" porque éste parece diseñado exclusivamente contra la Iglesia católica. En efecto, las excepciones "de conciencia" que prevé la orden de Sebelius no se aplican cuando la institución afectada presta un servicio general fuera del ámbito de la propia confesión religiosa, como es el caso, por ejemplo, de los hospitales católicos.
Los textos explicativos que están difundiendo las parroquias incluyen citas de Martin Luther King, quien utilizaba textos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino para justificar la desobediencia a leyes injustas, que es justo la posición que han adoptado los obispos.
La Quincena por la Libertad prevé una sucesión de actos, ruedas de prensa, manifestaciones, conferencias y otras formas de concienciación pública, pero se han planteado ante todo como jornadas de oración y revitalización de la fe. En una rueda de prensa del martes en Indianápolis, Chaput fue muy claro al respecto: "La política y los tribunales son importantes. Pero en última instancia nuestra libertad religiosa depende de la forma en que vivimos nuestra propia fe cristiana: en otras palabras, de la profundidad con la que creemos, y de la honestidad con la que la vivimos. Si nuestro núcleo espiritual es débil, la libertad religiosa es sólo una cáscara vacía".
Por eso, una parte esencial de la Quincena es la oración compuesta especialmente para ella, que incluye frases de la célebre Pledge of Allegiance (oración laica de honor a la bandera y a la nación que suele proclamarse en las escuelas) y también le pide a Dios que le conceda a los hijos congregados en su Iglesia "una voz clara y unida en esta hora decisiva en la historia de nuestra nación": "Danos el coraje para que hagamos oír esa voz en defensa de los derechos de tu Iglesia y de la libertad de conciencia de todas las personas de fe".