"Quien se avergonzare de mí y de mis palabras, de él se avergonzará el Hijo del hombre cuando viniere en su gloria y en la de su Padre" (Lc 9, 26). El obispo de Peoria (Illinois) ha recordado esta advertencia de Jesucristo a los políticos "que se consideran a sí mismos católicos pero colaboran en el ataque contra su fe".
Hablaba Daniel Jenky del asunto que casi monopoliza el debate político en Estados Unidos desde hace días: la amenaza que se cierne sobre miles de instituciones católicas por la decisión de Barack Obama de obligarlas a financiar seguros médicos a sus empleados que cubran anticonceptivos y abortivos.
Y las dos principales destinatarias de la advertencia episcopal son sin duda las dos personas de religión católica que más se han significado en apoyo a esa medida: Kathleen Sebelius, secretaria de Salud del presidente norteamericano, y Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.
"Hay un juicio de Dios. Hay un juicio particular", les ha recordado monseñor Jenky: "El Señor dijo una vez: ´Si me negáis, yo os negaré´. Ojalá se arrepientan y Dios tenga misericordia de ellos".
El obispo afirmó estar "escandalizado" por la colaboración de estas dos católicas en una medida que ha recabado para la Iglesia el apoyo de todas las demás comunidades religiosas, que no se ven tan afectadas por el decreto de Obama porque prestan sus servicios de caridad sobre todo a sus miembros, y caen por tanto en la excepción prevista por la Casa Blanca. Los hospitales y escuelas católicos, abiertos a todo el mundo, quedan fuera de ella.
"Elegir entre Jesucristo y el poder político, o elegir entre Jesucristo y conseguir un editorial favorable en los diarios de izquierdas, sencillamente no es una opción para un católico", remató Jenky, quien acusó además a algunos políticos católicos de "vestirse de verde el día de San Patricio [fiesta irlandesa de gran raigambre católica en el país] y fotografiarse con los obispos y lucir alguna cruz", pero que "no sólo no viven conforme a su fe, sino que colaboran con quienes la atacan".
Sin pelos en la lengua, Jenky comparó a Obama con la Kulturkampf del canciller Bismarck contra la Iglesia alemana a finales del siglo XIX: "Los secularistas ven a la Iglesia como el mayor obstáculo institucional para secularizar por completo la sociedad". Y lamentó que hasta el mismo Stalin "admiraría la uniformidad de la prensa norteamericana [que sigue entregada al mito Obama], salvo exepciones".