Las elecciones primarias republicanas en las que están contendiendo dos católicos tan diferentes como Newt Gingrich y Rick Santorum; la pelea con el presidente Obama por la obligación de asegurar el acceso a los anticonceptivos para los empleados de los hospitales y de otros entes católicos. La Iglesia católica estadounidense se prepara, como todos los Estados Unidos, para las elecciones presidenciales de noviembre de 2010. Vatican Insider ha entrevistado al jesuita Thomas Reese, exdirector de la revista “America” y hoy investigador del Woodstock Theological Center de la Georgetown University de Washington, para entender mejor las posiciones y las contradicciones del mundo católico estadounidense en vista del voto.
- Santorum y Gingrich demuestran que los católicos conservadores usan un catolicismo “à la carte”, justo como los liberales. Ambos son fieles a la jerarquía con respecto a temas como el aborto y el matrimonio gay, pero ignoran por completo la doctrina social de la Iglesia. El Papa, en la “Caritas in Veritate”, se situó muy “a la izquierda”, con respecto a las opiniones sobre la economía o la justicia social de cualquiera de los políticos estadounidenses. Si el Papa fuera estadounidense, le condenarían como si fuera un socialista europeo. En cambio, se limitan a ignorarle a él y a los obispos estadounidenses, cuando hablan de justicia social y de economía.
- Los obispos, inteligentemente, no apoyan a ningún candidato o partido político. No hay duda de que no aprecian las políticas de Obama sobre la anticoncepción, el aborto y el matrimonio homosexual. Los católicos liberales consideran la atención privilegiada de los obispos sobre estos temas como un apoyo indirecto a los republicanos.
Por ejemplo, durante su última asamblea plenaria, en 2010 y 2011, no dijeron nada sobre la economía, pero afrontaron estos otros temas.
- El empleo y la economía son los principales temas de estas elecciones. Santorum ha tratado de hacer de las cuestiones “culturales” el centro de su campaña y no fue capaz de atraer a suficientes electores republicanos como para convertirse en un candidato serio. Los republicanos que consideran indispensables las cuestiones “culturales” votarán de todas formas por el candidato republicano, porque odian a Obama y a los demócratas. Pero, para ganar las elecciones, los republicanos deben convencer a la gente de que pueden hacer mejor las cosas para arreglar la economía de lo que ha hecho Obama.
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Obama y McCain se dividieron el voto de los católicos blancos, pero Obama ganó entre los hispanos. No es que los hispanos amaran a Obama, lo que pasa es que estaban enojados con los republicanos, por sus posiciones tan duras con respecto a los inmigrantes. Aunque piense que Obama siente simpatía por los católicos, su campaña electoral y su gobierno parecen no escuchar cuando tienen que vérselas con ellos. No saben cómo dirigirse a ellos y a menudo dan pasos en falso que les ponen en contra de una parte de la comunidad católica.
- Si no lo hace, pierde las elecciones. Los hispanos están enojados porque no presionó lo suficiente como para cambiar las leyes sobre la inmigración durante los primeros años de su mandato, cuando los demócratas tenían la mayoría tanto en la Cámara como en el Senado. Si muchos de ellos decidieran abstenerse, Obama estaría en problemas. Si Obama pierde el voto de los católicos blancos, podría perder algunos estados clave, como Ohio. Pero la forma en la que votarán los católicos depende sobre todo del rumbo que tomará la economía.
- Muchos católicos progresistas que apoyaron a Obama (en 2008, ndr.) le enviaron una carta para pedirle que garantice una exensión a la obligación de ofrecer la cobertura para los anticonceptivos incluso en las escuelas, los hospitales y las Ong católicas. La “izquierda” católica votará por Obama a pesar de esta decisión porque está convencida de que un gobierno republicano sería un desastre para los pobres, los trabajadores y para todo el país.
- Hoy, los católicos blancos son los más importantes entre los “swing voters” (los que, a menudo, votan por diferentes partidos) y, en unas elecciones my cerradas, pueden determinar el resultado con pocos puntos porcentuales. En las primarias de 2008, los católicos republicanos apoyaron a McCain. Hasta ahora, los católicos han votado por el vencedor en cada una de las primarias que se han llevado a cabo: Romney en New Hampshire y Florida; Gingrish en Carolina del Sur.