Cuarenta asociaciones religiosas norteamericanas, protestantes casi todas pero también algunas judías, han firmado una carta conjunta al presidente norteamericano, Barack Obama, con un mensaje que repiten enfáticamente: "no son sólo los católicos los que ponen objeciones a la exigencia de que los planes de salud cubran anticonceptivos que incluyen algunos abortifacientes".
"Le escribimos específicamente como organizaciones y líderes que no forman parte de la comunidad católica. No escribimos en oposición a los líderes y organizaciones católicas; más bien, escribimos en solidaridad con ellos, pero de forma separada, para recalcar que las organizaciones y líderes religiosos de otras fes también estamos profundamente preocupados y opuestos a la normativa y las estrechas exenciones", se lee en la carta.
Entre las entidades más importantes que firman la protesta están tres grupos que suman muchos millones de cristianos pro-vida y pro-familia: Asambleas de Dios (pentecostales), la Asociación Nacional de Evangélicos y la Convención Baptista del Sur. Además firman también la potente asociación interdenominacional y pro-familia Focus on the Family, la Asociación Evangélica Hispana, la Iglesia Wesleyana (y sus universidades), Evangelicals for Social Action, gran cantidad de universidades baptistas, evangélicas, menonitas y protestantes en general y diversos apostolados sociales protestantes. Se sumán también dos entidades judías: la Unión de Congregaciones Judías Ortodoxas de América y la asociación Agudath Israel of America.
La carta reconoce que "no todos los firmantes compartimos las mismas convicciones sobre la aceptabilidad moral de esos servicios obligatorios", así que se centran en lo que todos comparten: la norma que permite "excepciones" a "empleadores religiosos" define mal lo que es un empleador religioso, de forma que casi nadie lo sería según esa norma.
Además, no quieren un arreglo en el que se consideren exentas solo las entidades afiliadas a una denominación, puesto que muchas entidades cristianas de caridad, educación o asistencia social son ecuménicas, interdenominacionales o no denominacionales, remitiéndose a valores cristianos comunes y compartidos. Ponen también el ejemplo del Centro Comunitario Judío de Lancaster, que aunque no estaba ligado a ninguna sinagoga concreta compartía una serie concreta de valores religiosos judíos y la ley lo reconocía como "organización religiosa".
"Señor Presidente, hay organizaciones religiosas más allá de la comunidad católica con profundas objeciones morales a la exigencia de que los planes de seguros cubran abortifacientes. Son organizaciones religiosas, más allá de la comunidad católica, que ponen objeciones a las estrechas exenciones actuales, que las ponen fuera de la definición de empleadores religiosos", insisten.
"Creemos que el gobierno federal está obligado por la Primera Enmienda a acomodar las convicciones religiosas de organizaciones basadas en la fe de todo tipo, católicas y no católicas", añaden, y piden que se amplíe la exención a la norma a los empleadores religiosos, sus empleados y estudiantes.
Sin embargo, la carta no dice nada sobre la objeción de conciencia de los empresarios que, sin ser una organización religiosa, también se quieran negar por razones éticas o religiosas a financiar estas prácticas inmorales, un tema que los obispos católicos sí están poniendo sobre la mesa: no solo colegios u hospitales, también empresarios deberían poder evitar que les obliguen a pagar abortos y anticoncepción.
Por el momento, la oposición católica es más vistosa ante los medios que la de las otras confesiones. Para empezar, cada día son más los obispos católicos que se manifiestan públicamente en la prensa regional o en sus publicaciones: en la noche del 1 de enero ya eran 135 obispos, que representan al 70% de las 187 diócesis con pastor (hay unas cuantas temporalmente vacantes).
Sus pronunciamientos no solo han sido rotundos y muy indignados, sino que al menos 65 han ordenado que sus protestas y llamamientos a la resistencia civil se lean solemnemente en las misas dominicales de cada templo, parroquia o capilla. Esta es una capacidad de organización y una respuesta rotunda que las organizaciones protestantes tardarán en alcanzar.
El especialista en bioética médica y en "guerras culturales" del Discovery Institute, Wesley J. Smith, cree que "las otras religiones se sumarán a la Iglesia Católica en los tribunales y en la oposición que va a venir. Proteger las libertades civiles es asunto de todos. Pienso que los líderes religiosos saben que si se puede forzar a los católicos a violar su dogma ahora, o a que abandonen su tarea pública y caritativa, eventualmente también a ellos se lo harán, en otros contextos. En este sentido, creo que habrá un frente unido que incluirá también a judíos y musulmanes. Creo que la legitimidad de esta norma llegará al Tribunal Supremo".