De ellos, al menos 55 obispos han hecho leer en todas las iglesias de sus respectivas diócesis comunicados de protesta, llamando a los católicos a la acción. El resto han protestado en cartas pastorales, en declaraciones a la prensa o en publicaciones diocesanas o locales.
El discurso del cardenal electo Dolan de Nueva York ha ganado fama por su tono dolido: Obama le había prometido que la norma no afectaría a las entidades religiosas y se siente personalmente engañado y traicionado.
El discurso del arzobispo de Pittsburgh ha hecho historia: "Obama nos ha dicho ´al infierno con vosotros los católicos´", afirma (en español Luis de Antequera prefiere traducirlo como "a la mierda con vosotros", que conserva el toque coloquial, no teológico, de la expresión inglesa).
Pero probablemente el discurso más épico ha sido el del obispo de Peoria (y antiguo superior de los religiosos de la Santa Cruz), Daniel R. Jenky, que ha reinstaurado en todos los templos de la diócesis la oración a San Miguel Arcángel, una oración "de guerra" que se usaba en EEUU durante la Guerra Fría para pedir por los cristianos perseguidos tras el Telón de Acero. El mensaje es claro: esto es una guerra (y no solo contra malos políticos, sino contra fuerzas más oscuras) y hay cristianos perseguidos: los católicos de EEUU.
La traducimos por su indudable interés y por ser un ejemplo de épica epistolar, infrecuente hasta ahora en la prosa episcopal moderna.
24 de enero de 2014,
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
En la historia de los Estados Unidos, el viernes 20 de enero de 2012, permanecerá como un momento de enorme peligro para la libertad religiosa. En ese día, la administración Obama anunció regulaciones que requerirían que las instituciones católicas ofrezcan programas con abortifacientes, esterilizaciones y servicios contraceptivos.
Si estas normas se efectuaran realmente, podrían llevar al cierre de cada escuela, hospital y ministerio público de nuestra Iglesia, lo que quizá es su intención subyacente.
Lo que está perfectamente claro es que se trata de un ataque patente contra los derechos de la Primera Enmienda de cada creyente católico. Bajo ninguna circunstancia, sin embargo, nuestra Iglesia abandonará su compromiso firme con el Evangelio de la Vida.
Por lo tanto, llamo a todos los fieles de esta diócesis a que se opongan vigorosamente a este asalto gubernamental sin precedentes contra las convicciones morales de nuestra fe.
Bajo la Constitución [de EEUU] ningún presidente tiene autoridad para requerir nuestra cooperación con lo que consideramos un mal intrínseco y pecado mortal. Debemos, pues, oponernos por todos los medios a nuestra disposición a esta grosera infracción de nuestros derechos como ciudadanos católicos a practicar nuestra religión libremente.
Este país luchó una revolución para garantizar libertad, pero claramente ha llegado el momento de reafirmar nuestros derechos humanos fundamentales. Estoy sinceramente horrorizado de que esta nación que siempre amé haya llegado a este paso radical y lleno de odio, de intolerancia religiosa.
Espero y rezo para que toda la gente de buena voluntad apoye la resistencia basada en la fe de nosotros, sus vecinos católicos.
Aunque son principalmente los laicos los que deben tomar el papel líder en la acción política y legal, como vuestro obispo es mi clara responsabilidad convocar a nuestra iglesia local al combate espiritual y temporal en defensa del cristianismo católico.
¡Tened fe! ¡Tened coraje! ¡Luchad con bravura por lo que creéis! Os commino a que no os dejéis intimidar por políticos extremistas ni por la malicia que los secularistas culturales preparan contra nosotros. Recordad siempre que "Aquel que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo" (1 Juan 4,4).
Hasta que este grave asunto se resuelva favorablemente, pido que cada parroquia, escuela, hospital, Centro Newman y casa religiosa de la diócesis inserte la Oración a San Miguel Arcángel entre las intercesiones generales del domingo, justo antes de su oración conclusiva.
Es el invencible arcángel de Dios quien dirige las huestes celestiales y los enemigos de Dios serán finalmente derrotados. Esta oración deberá anunciarse como "Una oración a San Miguel Arcángel por la libertad de la Iglesia Católica en América".
¡Que Dios guíe y proteja a su Santa Iglesia!
Sinceramente vuestro en Cristo,
Daniel R. Jenky, C.S.C, obispo de Peoria
Una versión en español de la oración a San Miguel Arcángel reza así:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén."
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén."
En España también se ha recordado la figura de San Miguel Arcángel de manera "discreta" en las dos últimas Misas de la Familia en la Plaza de Colón de Madrid, cuando Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal cantó los fragmentos de Apocalipsis 12 sobre la Mujer Vestida de Sol y el Dragón.
"Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en el Cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero" (Apocalipsis 12,7-9)