La administración Obama anunció el pasado 20 de enero que desde agosto de este año, en los Estados Unidos, todos los seguros médicos para los trabajadores de una institución o empresa deberán incluir de manera obligatoria la cobertura de anticonceptivos, de estirilizaciones y fármacos abortivos como la píldora post-coital.

Las instituciones de la Iglesia católica han recicibido una prórroga de un año para que encuentren una forma de hacer compatible la anunciada normativa con sus principios morales.

La Iglesia ha mostrado su rechazo a esta disposición que atenta contra la libertad religiosa y de conciencia, y que podría poner en peligro la existencia de instituciones católicas como hospitales, colegios, comedores sociales, etc., forzados a no asegurar a sus trabajadores.

Una de las reacciones más fuertes ha sido la del obispo de Pittsburgh, David Zubik, quien ha dicho en su carta titulada "Váyanse a la mierda" que la disposición es como "una bofetada en la cara" que dice "¡váyanse a la mierda!" (to hell with you!) a los católicos y a la libertad religiosa.

"Es realmente difícil creer que haya sucedido. Ha sido como una bofetada. El gobierno del presidente Obama acaba de decir a los católicos de los Estados Unidos, "¡A la mierda con vosotros!". No hay otra manera de explicarlo", escribe el prelado en su misiva publicada en la edición del 27 de enero del Pittsburgh Catholic.

Zubik spunta que "este es el ataque del Gobierno, por decreto, contra los derechos de todos: no solo de los católicos, no solo a la gente de todas las religiones. En ningún otro momento de la historia ha habido tal intrusión gubernamental en la libertad, no solo religiosa, sino que ha cruzado todo límite para con los ciudadanos".

"Kathleen Sebelius (Secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos) y a través de ella, la administración Obama, le han dicho ‘¡váyanse a la mierda!’ a los fieles católicos de los Estados Unidos", denuncia el obispo.

El Prelado dijo además que la orden de la Secretaría de Salud trata al embarazo como si fuera una enfermedad y "obliga a todo empleador a subsidiar una ideología o pagar una penalidad mientras busca alternativas para la cobertura de salud". También ataca la reforma de salud al "ligarla de modo inextricable al celo de los burócratas pro-aborto".


El obispo explica asimismo que en la normativa se incluyó una supuesta "exención por motivos religiosos" pero "se formuló de manera tan restrictiva que, como señalaban sus detractores, ni siquiera Jesucristo y sus Apóstoles podrían beneficiarse de la exención".

Efectivamente, la exención sólo podría producirse si las instituciones católicas tienen únicamente a católicos como empleados; si el propósito principal de la institución o el servicio prestado sea la instrucción directa en la fe católica y, por último, si las únicas personas atendidas por la institución son aquellas que comparten los principios religiosos católicos. Sin embargo, el obispo ve imposible esto puesto que las instituciones benéficas de la Iglesia no hacen discriminación según la fe de cada persona.

Esta normativa le dice a los católicos "no solo que violen sus creencias, sino que paguen directamente por esa violación" así como que "subsidien la imposición de una cultura anticonceptiva y de aborto para toda persona en Estados Unidos".


El obispo Zubik recuerda que "los católicos han construido centros de salud que son reconocidos en todo el mundo por su cuidado compasivo para todos, independientemente de su credo, sus circunstancias económicas y, sin duda, su género".

Sin embargo la respuesta de la administración Obama ante esta actividad benéfica ha sido, a su juicio, ésta: "a la mierda con vosotros, fieles católicos de los Estados Unidos". "A la mierda con vuestras creencias religiosas, a la mierda con vuestra libertad religiosa, a la mierda con vuestra libertad de conciencia".


Al final de su carta, el obispo anima a los católicos a escribirle al presidente Obama, a la Secretaria Sebelius y a los senadores en el Congreso.

"Esta orden pueden cambiarse con presión en el Congreso. La única forma en la que la acción se dará es si tú y yo nos decidimos a hacerlo", señala el obispo.