El 16 de enero en EEUU se celebra el "Día Nacional de la Libertad Religiosa", que puede ser un momento para reflexionar sobre esta libertad en el país, y presentar informes sobre ello.
Según un reciente informe de CatholicVote, hay hoy más violencia contra los lugares católicos en EEUU que nunca en los últimos 100 o 120 años. Hay que remontarse a los peores momentos del anticatolicismo norteamericano, hacia 1900 o 1880, para encontrar una violencia así.
En los 32 meses que han pasado desde mayo de 2020, con la ola de disturbios civiles tras la muerte de George Floyd a manos de un policía, se han producido 275 ataques contra iglesias católicas, según el informe actualizado de CatholicVote.
Esos ataques incluyen intentos de incendio, pintadas blasfemas o agresivas, ventanas y vidrieras destruidas a pedradas o estatuas e imágenes religiosas vandalizadas o destruidas.
Hubo una segunda ola de ataques a raíz de filtrarse la sentencia del Tribunal Supremo que devolvía a cada Estado la capacidad de legislar sobre el aborto en mayo de 2022. Activistas abortistas y feministas arremetieron contra iglesias y centros provida, incluyendo iglesias católicas.
En los 8 meses desde que se filtró el borrador hasta la fecha, se han perpetrado 118 atentados a los templos católicos, según CatholicVote.
Los obispos de EEUU, al contrario que los de España y otros países, decidieron tomar nota y contabilizar los ataques y difundirlos: en septiembre de 2021 los obispos anunciaban que en 2020 hubo 95 agresiones y ataques contra templos e instalaciones católicos en el país.
No sólo contra católicos: atacan a otros cristianos también
Pero los ataques no se han dado sólo contra centros católicos, sino que otras iglesias cristianas de distintas denominaciones han sufrido esta oleada de cristianofobia.
Un informe del Family Research Council publicado en diciembre registró un gran crecimiento en el número de ataques a iglesias de distintas denominaciones (no sólo católicas).
Así, ese informe detectó 420 actos hostiles contra 397 iglesias de distintas denominaciones desde enero de 2018 a septiembre de 2022, en 45 estados del país. (Es el informe "Hostility against churches", aquí en PDF en inglés).
Una feminista-abortista (dejó pintadas abortistas en esta iglesia) prueba con patadas y piedras contra esta parroquia católica dedicada a San Luis en Bellevue, Washington, en junio de 2022.
Sólo 8 estados sin ataques a iglesias católicas
Según CatholicVoices, de los 50 estados que conforman Estados Unidos, sólo ha habido 8 que no hayan registrado ataques a iglesias católicas desde mayo de 2020.
Los estados con más ataques contra iglesias católicas son:
- California (39),
- Nueva York (28),
- Pensilvania (19),
- Texas (15),
- Colorado (14),
- Nueva Jersey (14),
- Massachusetts (12),
- Florida (11),
- Washington (11)
- y Oregón (10).
Además, es de destacar la impunidad de los agresores. CatholicVote señala que solamente el 25% de los ataques a iglesias ha conducido a que alguien sea arrestado.
“El vandalismo que estamos viendo hoy está aumentando rápidamente a niveles que no se han visto desde finales de 1800 y principios de 1900 por parte de grupos organizados como los Know-Nothings y el Ku Klux Klan”, escribió Brian Burch, presidente de CatholicVote.
¿Actúa en serio el Departamento de Justicia?
En diciembre de 2021, Burch, envió una carta al Departamento de Justicia, citando al menos 114 casos desde mayo de 2020 y criticando a su liderazgo por “no hacer ningún esfuerzo significativo para crear conciencia o abordar el aumento inquietante de ataques llenos de odio contra católicos, símbolos religiosos, santuarios, estatuas e iglesias”.
La fiscal general adjunta, Vanita Gupta, respondió a la carta de Burch el 28 de enero de 2022 y prometió una “revisión de 15 días para garantizar que se implementen todos los recursos apropiados para proteger los lugares de culto”. Sin embargo, CatholicVoice señala que, desde entonces, “no ha habido evidencia de que el Departamento de Justicia haya tomado medidas específicas y los ataques han continuado”.
Una modalidad de ataques es destruir las imágenes y estatuas que están a la entrada de las parroquias, como en este caso de 2021.