Thomas Paprocki, obispo de Springfield, en el estado de Illinois, ha hecho público un decreto en el que informa que los legisladores católicos que votaron las leyes abortistas del 2017 y la aprobada la pasada semana no podrán ser admitidos a la comunión a no ser que se confiesen de sus actos a favor de la muerte de bebés inocentes.
"De acuerdo con el canon 915 del Código de Derecho Canónico... El Presidente del Senado de Illinois, John Cullerton, y el Presidente de la Cámara, Michael J. Madigan, quienes facilitaron la aprobación de la Ley sobre el aborto de 2017 (Ley de la Cámara de Representantes 40), así como la Ley de salud reproductiva La Ley de 2019 (Proyecto de Ley del Senado 25), no deben ser admitidos a la Sagrada Comunión en la Diócesis de Springfield en Illinois porque han persistido obstinadamente en promover el crimen abominable y el pecado muy grave del aborto, como lo demuestra la influencia que ejercen en su liderazgo”, ha publicado el obispo en un decreto con fecha 2 de junio, citando concretamente a dos de estos políticos.
A la izquierda Michael J. Madigan, presidente de la Cámara de Representantes de Illinois; a la izquierda John Cullerton, presidente del Senado de Illinois
El obispo estadounidense recalca que "estas personas pueden ser readmitidas en la Santa Comunión solo después de haberse arrepentido de estos pecados graves y, además, haber hecho una reparación adecuada por los daños y escándalos, o al menos prometer seriamente hacerlo”.
La Ley de Salud Reproductiva de Illinois fue aprobada por la Cámara de Representantes y el Senado del estado hace unos días, y fue defendida por ambos legisladores católicos. El proyecto de ley declara que el aborto es un "derecho fundamental" en el estado y eliminaría las regulaciones sobre clínicas y médicos que practican abortos.
En una declaración emitida el 6 de junio, el obispo dijo que "al promulgar este decreto, anticipo que algunos señalarán los propios errores de la Iglesia con respecto al abuso de niños (…) La misma ira justificable que sentimos por el abuso de niños inocentes, sin embargo, debería provocar una protesta contra la legalización del asesinato de niños inocentes. Los fallos de la Iglesia no cambian la realidad objetiva de que el asesinato de un bebé indefenso es un acto absolutamente malvado”
“Es nuestra obligación, como sociedad, estar ahí para estas madres embarazadas, ayudarlas de cualquier manera posible y empoderarlas para tomar decisiones que afirmen la vida. Esto también incluye el apoyo continuo para la madre y su hijo después del nacimiento. Debemos reconocer que un niño en el útero no es un problema. Él o ella es un regalo de Dios”, agrega Paprocki.