Quien más quien menos ha coleccionado cromos de deportistas en la infancia, pero muy pocos los coleccionan, y todavía menos los guardan como inversión. Pero en ocasiones pueden serlo, y muy buena.
De hecho, le ha arreglado las cuentas al colegio de las Hermanas de Nuestra Señora, en Baltimore (Maryland, Estados Unidos), y todo gracias a la previsión del hermano de una de las religiosas de la congregación.
Cuando murió, les dejó todo lo que tenía. No era mucho, pero... el legado includía una caja de seguridad en la que la Hermana Virginia, tesorera de la orden, encontró el cromo de un jugador de béisbol, junto a una indicación: «Aunque está deterioriado, puede multiplicar exponencialmente su valor en el siglo XXI».
El retrato resultaba totalmente desconocido para la religiosa, aunque cualquier aficionado al béisbol lo reconocería: Honus Wagner (18741955), considerado por algunos el mejor de la historia en su demarcación (shortstop). Wagner brilló en la liga de su país a principios de siglo pasado, y una marca de tabaco, la American Tobacco Company, editó unos cromos con el rostro de distintos jugadores, de los cuales enseguida empezaron a escasear en el mercado, al parecer porque él no quería asociar su imagen con el tabaco.
De esta forma la serie T206, con el busto de Wagner, se convirtió en una joya de coleccionista... y resultó que el hermano de la religiosa de Baltimore tenía una de ellas. Cuando la congregación subastó la pieza este jueves, se encontró con la inesperada y suculenta entrada de 220.000 dólares.
Así que la Hermana Virginia, ignorante del béisbol, confesó que no le había costado nada abandonar su aprecio por los Dodgers [Prófugos] de su Brooklyn natal por el de los Pirates [Piratas] de Pittsburgh, equipo en el que Wagner vivió sus mejores momentos, y cuyo nombre luce en la camiseta del célebre cromo.