Obama sigue bajando en las encuestas y cada vez son más americanos que están hartos del viraje que está tomando la política en Estados Unidos. Enfrente del primer presidente de color de los EE UU está una fuerza social de tendencia conservadora llamada «Tea party» que no piensa dar tregua a Obama en la defensa de la vida, las libertades, la tradición, los valores religiosos o la fiscalidad, con la exigencia de menos impuestos.
Precisamente la organización del «Tea party» y el famoso periodista Glenn Beck, presentador de la Fox News, han sido los convocantes del macromitin al National Mall de Washington, para hacer oír la voz de la mayoría conservadora que vive en EE UU.
Diversos medios de comunicación han establecido la cifra de en torno a 300.000, los manifestantes que han acudido a este gran evento.
Alveda King, sobrina del mítico personaje que reivindica que el movimiento por los derechos civiles «está en mis genes» y que es activista antiabortista y seguidora de Beck, estuvo entre los manifestantes, desmarcándose así de la polémica cocinada por los medios progres sobre la conveniencia o no de organizar tal acto al cumplirse 47 años del mítico discurso del líder negro Martin Luther King.
Inicialmente, el objetivo de la concentración era mostrar el poder del Tea Party y su descontento con las subidas fiscales de Obama. Pero si la fiscalidad fue la inspiración original del Tea Party, no es la única. Glenn Beck aseguró a la multitud que Dios le ha llamado a «restaurar el honor y los valores de América». «Hoy América empieza a volver a Dios», proclamó. También al orgullo nacional y a «no andar pidiendo perdón por todo lo que América ha hecho», como creen que hace Obama.
La cercanía con la retirada de las tropas de Irak dio especial intención al discurso de Sarah Palin. Vestida de blanco inmaculado afirmó: «Que digan de mí lo que quieran, pero soy madre de un veterano, y eso no me lo quita nadie», y la multitud la aclamó.