Ricardo Palomo Zurdo, catedrático de Economía Financiera, es el delegado de Transformación Digital de la rectora de la Universidad San Pablo CEU. Desde el vicerectorado de Transformación Digital, colabora con otros responsables, en afrontar los retos educativos digitales de las 3 universidades CEU (San Pablo, en Madrid; Abat Oliba, en Barcelona y Cardenal Herrera, en Valencia), ligadas a la Asociación Católica de Propagandistas. Hablamos con él de cómo el confinamiento puede llevar a escuelas y también a ámbitos eclesiales (parroquias, comunidades) a un cambio de visión sobre lo presencial y lo digital.
Pasar de golpe de lo presencial a lo digital
Con la crisis del coronavirus, de repente, unas universidades presenciales han realizado el esfuerzo rápido de convertirse, prácticamente, en universidades online. Y las universidades del CEU lo han conseguido. Todos los profesores y colaboradores, incluso los "menos tecnológicos" han dado el paso y se han adaptado a las herramientas digitales.
"Han ayudado mucho un núcleo de unos 50 profesores que ya existía desde antes de la crisis del coronavirus, que llamábamos nuestros 'embajadores digitales'. Podían ser profesores de temas jurídicos, de farmacia, de economía o de veterinaria, pero todos ellos eran proactivos, con vocación por las tecnologías y con ganas de ayudar desinteresadamente. En Valencia llevaban funcionando en un programa desde hace dos años. En Madrid llevaban desde este curso. Su aportación para el cambio ha sido muy importante", señala Ricardo Palomo.
Las universidades CEU ya tenían BlackBoard, una plataforma y un sistema de campus virtual, donde se subía documentación y era posible el contacto con estudiante. "Pero no se utilizaba con todo su potencial. Estábamos todavía en un mundo presencial. Ahora hemos pasado de golpe a la enseñanza completamente online. Pasamos a emplear más funcionalidades de Blackboard. La que más usamos es Blackboard Collaborate Ultra, con clases a distancia con vídeo y voz, que pueden quedar conectadas, con chats, participación del alumno, con posibilidad de compartir documentos, pantallas, casi todo lo que antes se hacía presencial. Ahora trabajamos en usarla para diseñar sistemas de evaluación y exámenes, no sólo tests".
Los alumnos del CEU mantienen su clase a la misma hora... pero ahora la hacen conectándose desde casa. "El profesor se conecta y ve como se van incorporando los alumnos, cada uno desde su casa. Ve quien está y quien no. Les puede pasar preguntas, y también hablarles, para asegurarse que no se despistan. Quizá incluso ha aumentado la asistencia, porque los chicos, confinados en casa, no tienen donde ir. La clase queda grabada y se puede repasar. Hay alumnos que me lo han dicho: 'volví a escuchar la grabación de la clase y lo entendí'". Además, las universidades del CEU, mantienen, por lo general, las mismas fechas y horas de exámenes previstos.
En las encuestas, asegura Ricardo Palomo, los profesores y alumnos declaran estar satisfechos. Él admira especialmente el esfuerzo de los profesores que "se han entregado al máximo. Muchos han aprendido estas herramientas nuevas en poco tiempo, se han estudiado bien los vídeos de formación para profesores. Y los estudiantes, que son nativos digitales y están acostumbrados a comunicarse por pantalla, lo viven con naturalidad".
Ricardo Palomo Zurdo, del vicerectorado de Transformación Digital de la
Universidad San Pablo CEU de Madrid
Tras el coronavirus, un mundo de teletrabajo
¿Cómo será el mundo después del coronavirus? ¿Volveremos a las clases y trabajos presenciales de antes?
"Muchos habremos entendido que no necesitamos tanta presencialidad como teníamos", considera Ricardo Palomo. "Este confinamiento habrá sido el mayor experimento mundial posible sobre el teletrabajo. Iremos hacia un modelo híbrido, con más teletrabajo. Nuestras universidades de golpe se convirtieron en universidad online y todo -profesores, clases, reuniones, gestión, escritos- pasó a ser online. Personalmente, creo que 2020 marca la verdadera entrada del mundo en la sociedad digital. Estábamos en transición digital y esta fecha marca el cambio de paradigma".
Ver la misa desde casa... pero la de nuestro párroco
Ricardo Palomo observa cómo la situación afecta también a las costumbres religiosas. "En casa vemos por YouTube la misa de nuestra parroquia, Santa María de Caná, de Pozuelo. Creo que a la gente le gusta ver la misa de su parroquia, ver al cura que conoce en persona, imaginar que participas, casi como en la presencial. Nos damos cuenta de que falta la parte social de acudir a la Iglesia, como saludar a los amigos, etc... En mi casa intentamos ver esta misa en directo, y alguna vez que no hemos podido, en diferido un rato después. Y pronunciamos las respuestas de la misa en voz alta", explica.
Palomo cree que sacerdotes y religiosos hacen bien en intentar volcarse en tecnologías para mantenerse en contacto con los feligreses, tecnologías que quizá antes usaban poco
"La gente no sólo quiere misa, quiere contacto. Puede ser muy bueno que la parroquia establezca que en ciertas horas esté tal o cual cura accesible en el chat o en las redes. Puede ser de 7 a 8 de la tarde, antes o después de misa, quizá. Quizá el acompañamiento espiritual que den sea más profundo que antes, cuando era presencial. Por otra parte, un sacerdote online puede llegar a gente de toda España. Puede usar herramientas de voz, hablar y escuchar, predicar, etc... Puede enriquecer su comunicación, porque puede incorporar vídeos del Papa, testimonios de misioneros, etcétera, dentro de sus predicaciones o catequesis on line, e incluso, animar a colectas online mediante pagos electrónicos", añade.
Tecnologías cada vez más fáciles
Quizá en el mundo rural, donde un cura puede acudir a un pueblo sólo cada tres o cuatro semanas, y a veces ni eso, si hay tormenta, los feligreses, incluso los más envejecidos, adquieran más hábito de seguir a "su cura" por Internet.
¿Y qué pasa con los sacerdotes o los religiosos menos dotados para la tecnología? "Algunos profesores, al empezar el cambio, nos decían 'uy, me voy a perder'. Pero lo cierto es que las tecnologías cada vez son más fáciles de usar. Además, en cualquier comunidad de religiosos, como en cualquier familia, hay uno más avezado en su uso. 'Si tú me pones la conexión yo me pongo al micro', pueden decir muchos. A menudo hay un voluntariado de chicos jóvenes que pueden ayudar a sus párrocos o a religiosos a usar estas conexiones, es una ayuda muy útil".
¿Cómo aprovechar el tiempo de confinamiento? "Muchos trabajamos más ahora, con mil reuniones digitales, que antes, cuando se hacía presencialmente. Pero el que ahora tenga tiempo que aproveche para leer más y evadirse algo, y no estar obsesionado con las noticias de televisión. También es un momento para contactar con amigos y familiares, por teléfono o con nuevas tecnologías. Es un buen momento para probar tecnologías y cosas nuevas. Mucha gente mayor está descubriendo ahora las videollamadas", comenta este experto en transformación digital.