En los dominicos de Valencia, los frailes normalmente van vestidos de calle, pero Félix Hernández y Antonio Praena se ponen el hábito para una sesión de fotos con ValenciaPlaza.com, publicación que quiere difundir algunas de sus actividades artísticas. Antonio Praena lleva dos años y medio en Valencia y Félix Hernández no lleva siquiera seis meses. Son dos de los comisarios de una exposición artística en Madrid, el espacio O Lumen, promovido por su congregación. Es una antigua iglesia reconvertida en centro cultural cuyo objetivo principal es el diálogo entre el arte y la religión a través de exposiciones, recitales de poesía, videoarte, performance, fotografía o arte lumínico. La acogida ha sido muy positiva por ahora.

El fraile pintor

En Valencia, fray Félix Hernández enseña sus cuadros abstractos, hechos a óleo. "Desprenden colores, formas y figuras sin definir, que conviven de una manera extraña y que necesitan la mirada pausada de quien se quiera acercar a ellos. Los tiene apilados, aunque admite que nunca tiene mucho tiempo libre. Suele responder a los encargos, que a veces se le acumulan. Cuando está en la habitación donde pinta, cambia el hábito por un mono manchadísimo y cambia los oficios por los lienzos". Según el propio artista, sus cuadros buscan "ser un lugar de encuentro con los sentimientos y la intimidad personal, que sea exigente tanto con el propio autor como con el espectador".

Y el fraile poeta

Fray Antonio Praena también muestra su estudio, "cuyo olor a tabaco recuerda más al de un poeta que al de un fraile. Es teólogo en la Escuela de Valencia, pero su éxito editorial no pasa desapercibido: su último libro, Historia de un alma, ha recibido numerosos premios, entre los que se encuentra el Gil de Biedma (uno de los premios más prestigiosos de la escena nacional), el de la crítica valenciana y también el que otorga su homóloga andaluza. Del él han destacado la transgresión que propone de la poesía social a través del collage que crea con historias poliédricas que llaman no solo a ser leídas, sino interiorizadas".

Natural de Granada, "desprende en sus cinco poemarios publicados, un gusto especial por las formas clásicas (compone en endecasílabos) sobre las que reflexiona basándose en problemas contemporáneos como puede ser el amor, la libertad o la deriva moral". "Un poema no acaba sino cuando una persona lo ha leído y ha transcrito las imágenes que se han propuesto", asegura.

El arte y la fe, dos caras de la misma moneda

Fray Félix, el pintor, admite que busca en su obra "conscientemente y sin complejos" las referencias religiosas, y piensa que sirven para explicar "los mismos convencimientos, anhelos, fragilidades y sueños, a pesar de la riqueza de lo plural entre las personas".

"Este tipos de alusiones o de guiños a la religión no siempre están muy bien vistos en el mundo artístico, pero si quiero ser sincero con mi obra, tengo que reflejar lo que soy. Mi objetivo en ningún momento es hacer arte solo para personas creyentes; todo lo contrario, es encontrarme con la gente y con la transformación que se produce en el contacto entre dos intimidades".

Fotos de Kike Taberner para Valencia Plaza; a la izquierda, Félix, el pintor; a la derecha, Antonio, el poeta

Los dos frailes coinciden en relacionar claramente su vocación artística y religiosa y las definen como "las dos caras de la misma moneda": "Mi vocación religiosa es creadora o creativa, y mi vocación artística es transcendente. El anhelo final, personalmente, es el encuentro con los demás, con Dios en última instancia, la comunión en definitiva", explica fray Antonio, el poeta.

"Por una parte, tú tienes un mundo interior que a veces no puedes compartir con tu comunidad y además tienes que cumplir con ciertas rutinas, horarios, obligaciones que te desacompasan de lo que quieres vivir, aunque en nuestra Orden lo comparten y lo entienden. Por otra parte, hay ocasiones que ese desencaje hace que te des cuenta de que tienes ciertas obligaciones y la necesidad de conectar con otra gente. Es un equilibrio que te enriquece".

"A lo mejor somos más alternativos que un rockero"

"Es obvio que nuestra vida es rechazada sistemáticamente, pero también por prejuicios y desconocimiento. A lo mejor nosotros somos más alternativos que el tópico del rockero que va de ciudad en ciudad y que es fruto de una moda pasajera. El arte tiene que buscar siempre la alternativa, lo auténtico, y creo que nosotros desarrollamos así nuestra obra", argumenta Hernández.

El escritor Praena añade: "vivimos en un momento en el que se han mercantilizado prácticamente todas las expresiones artísticas, y normalmente lo más popular no es lo mejor. Pasa en la música, pasa en la poesía... Son fuegos de artificio y puedes optar por ello o no. Yo creo que nosotros no estamos en eso".

Ser fraile tiene la ventaja de que pagar la hipoteca no es la obligación primordial, y eso siempre ayuda a un artista. "Yo me siento muy privilegiado porque me puedo permitir el lujo de ser auténtico y no tener que venderme porque necesito pagar la hipoteca. Pero vamos, en el ámbito artístico y en todas las dimensiones de nuestra vida. Este estilo de vida está diseñado para posibilitarnos. La gente piensa que nuestra vida es solo renuncia y sacrificios, y sí las hay, pero también nos da esa libertad", señala Félix, el pintor.

La Iglesia y el lenguaje del arte

"El mismo Papa Francisco pide que se preste atención a las artes. Es urgente que la Iglesia atienda y acoja los lenguajes contemporáneos. En primer lugar, porque son los nuestros, a diferencia del clasicismo, y no podemos caer los cristianos en una esquizofrenia de sentirnos parte de nuestro tiempo hasta que llegamos a la Fe. Y en segundo lugar, porque en esta contemporaneidad es donde se reflejan los sueños, los problemas y las inquietudes de las personas con las que tenemos que estar en contacto", añade fray Félix, que pinta arte abstracto.