Se conmemora el aniversario de la fundación en Madrid del Instituto Escuela en 1919 con una exposición en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
El Instituto Escuela era un centro educativo que buscaba implantar en la enseñanza secundaria española una serie de principios pedagógicos "avanzados", que difundía en esa época la Institución Libre de Enseñanza, que en esa época llamaba la atención por ser una entidad educativa no religiosa.
Se aprovecha la efeméride para insistir, de manera machacona, en que las reformas pedagógicas de la España contemporánea fueron llevadas a cabo desde fuera de la Iglesia católica. Pero la realidad es que aunque la Institución Libre de Enseñanza y su entorno fueron una fuente de renovación pedagógica, no fueron ni la única ni necesariamente la mejor.
El Instituto Escuela: tenía clase de religión y separaba niños y niñas
La fundación del Instituto Escuela, ubicado donde hoy se encuentra el Instituto Ramiro de Maeztu (dedicado al malogrado intelectual católico asesinado por el Frente Popular) se llevó a cabo en plena monarquía parlamentaria católica de Alfonso XIII. La impartición de la enseñanza en él se llevaba a cabo separando a los niños de las niñas e incluía religión en la escuela mediante la asignatura de Religión Católica, tal y como se recoge en el artículo 2.C de su decreto fundacional. Además, las personas que dirigieron las enseñanzas eran católicos fervientes. Veamos.
En el Instituto Escuela la Enseñanza Primaria estuvo dirigida por la pedagoga católica practicante María de Maeztu, hermana de Ramiro de Maeztu. Ella era además la directora de la Residencia de Señoritas y del Lyceum Club. También desempeñó un papel crucial en esta sección de primaria María Goyri, mujer de misa diaria.
María de Maeztu, a la izquierda, y María Goyri, a la derecha, grandes pedagogas del Instituto Escuela, eran católicas practicantes
Además, la Sección de Párvulos fue dirigida por la fervorosa católica Jimena Menéndez Pidal, hija de María Goyri y de don Ramón Menéndez Pidal, insigne científico católico.
Fue catedrático del Instituto Escuela el científico católico ferviente Manuel de Terán. En el mismo sentido, fueron además profesores aspirantes al Magisterio Secundario, formados en el Instituto Escuela, María Zambrano y Carlos Vidal Box.
Todos ellos y otros muchos intelectuales de la época sufrieron el exilio interior de su catolicismo para poder contribuir al bien de España, ya que en los ambientes de la Institución Libre de Enseñanza estaba muy mal visto ser católico, a pesar de la religiosidad panteísta y sincrética que muchos de sus dirigentes vivían, lo que les aleja absolutamente de los partidos del Frente Popular, ateos y materialistas, protagonistas de la persecución religiosa. Sus herederos ideológicos reivindican hoy sin base científica alguna que ellos tuvieron que ver con lo que hicieron los liberales de la Institución Libre de Enseñanza, a quienes ellos persiguieron a muerte.
Todo lo dicho hasta aquí sobre el Instituto Escuela no se explica en ningún sitio, tampoco en la mencionada exposición, y es de justicia hacerlo porque así queda más claro el papel que la Iglesia católica jugó a través de sus miembros en el desarrollo pedagógico contemporáneo español, a través incluso de instituciones laicistas –pero nunca ateas ni materialistas– como la Institución Libre de Enseñanza: el papel de los laicos de la Iglesia Católica fue determinante en el desarrollo pedagógico español contemporáneo.
Una reforma pedagógica anterior: los agustinos de El Escorial
Pero en plena España contemporánea también las maltratadas órdenes religiosas jugaron un papel determinante en la mejora de la enseñanza, y por supuesto con anterioridad a la Institución Libre de Enseñanza, como lo demuestra entre otros posibles ejemplos el Real Colegio Alfonso XII, ubicado en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y todavía en activo, regentado por los padres agustinos.
En la historia de dicho centro se hace mención a que el propio Felipe II puso en marcha en 1587 un colegio tras fundar El Escorial, colegio que desapareció tras la fanática desamortización de Mendizábal en 1857. Tras su dirección en 1859 por San Antonio María Claret, se dice que fue refundado en 1875 por Alfonso XII, es decir que cumplió sus 100 años en 1975, no como ahora el Instituto Escuela.
Este monarca católico liberal hizo que en sus instalaciones se dispusiera de los medios más avanzados de la época, y se trajeron instrumentos y aparatos desde Londres, París, Berlín o Viena. Hoy, siguen destacando sus laboratorios, en especial el Gabinete de Ciencias Naturales, que cuenta todavía hoy con importantes colecciones de animales, minerales o plantas, como el herbario del científico católico Mariano de la Paz Graells.
Pues bien, en este colegio se llevaron a cabo con 44 años de antelación todas las reformas que acabó proponiendo la Institución Libre de Enseñanza y que la monarquía parlamentaria católica de Alfonso XIII acabaría incorporando como novedosas, sin serlo, a la dinámica del Instituto Escuela, algo que cuenta con todo lujo de detalle el historiador Vicente Gómez Mier en su libro El Colegio de El Escorial. Cien años de reformismo (1875-1975).
Los ideales educativos de la Institución Libre de Enseñanza (fundada en 1876) tal como acabaría preconizándolos Giner de los Ríos serían el desarrollo de la persona individual, el amor al trabajo, el espíritu de severa obediencia a la ley, el odio a la mentira, el espíritu de equidad y tolerancia, la génesis de carácter moral, etc. Se encontraban incluidos todos en los estatutos fundacionales del Real Colegio Alfonso XII.
Escena que recuerda a los mártires agustinos de 1936: 27 agustinos del colegio de El Escorial, incluyendo al director, fueron asesinados durante la persecución religiosa
Estos principios eran los que preconizaba el reformista por entonces católico Joaquín Costa, y eran los valores que propugnaban los padres agustinos que regían el colegio, desde posturas de claro liberalismo católico.
Por ejemplo, se hicieron en este colegio de los agustinos todo un conjunto de actividades de educación física y de salidas al campo (en plena Sierra de Guadarrama)... algo que algunos querrían hoy hacer creer que fue inventado por la Institución Libre de Enseñanza.
Quizá lo único novedoso aportado por la Institución de Libre Enseñanza fue su laicismo, que terminaría luego derivando en el anticatolicismo de la Segunda República, etapa previa a la brutal y genocida persecución religiosa del Frente Popular, que acabó asesinando a pedagogos como Rufino Blanco o San Pedro Poveda, e incluso haciendo mártires a profesores del Real Colegio Alfonso XII como los agustinos Sabino Rodrigo de la Orden de san Agustín, Arturo Garcia de la Fuente o Avelino Rodríguez Alonso.
Si nada tuvieron que ver los partidos políticos integrados en el Frente Popular con la Institución Libre de Enseñanza de los liberales laicistas, a los que acabaron persiguiendo, mucho menos tuvieron relación alguna con él los liberales católicos. Por todo ello sus actuales herederos ideológicos no tienen nada que reivindicar con la Edad de Plata, ni con la Junta para la Ampliación de Estudios.
La Iglesia católica no dejó de contribuir a la mejora de las condiciones educativas y académicas de la época, sea como institución, sea a través de sus miembros, llegando algunos a dejar la vida en el empeño.
(Alfonso V. Carrascosa es científico del CSIC)