En un mundo donde la manipulación informativa, la desinformación, lo políticamente correcto y las noticias falsas, conocidas como "fake news", están a la orden del día haciendo estragos en la sociedad, ¿qué puede aportar el pensamiento cristiano para dar la vuelta a esta situación?
Gabriel Galdón, catedrático de Periodismo en la Universidad CEU San Pablo y experto en temas de comunicación tiene claro que para que haya un verdadero periodismo que busque la verdad, el bien y la libertad, la justicia y la paz, es necesario liberarse de los prejuicios modernistas y volver la mirada a la tradición cultural humanista cristiana, a la sabiduría realista, a la creatividad esperanzadora, a la doctrina social de la Iglesia y al sentido personalista para configurar un nuevo paradigma informativo.
Y su propuesta la ha plasmado en el libro Infoética. El periodismo liberado de lo políticamente correcto (CEU Ediciones), donde desgrana la situación actual y detalla a través de este concepto de Infoética cómo debe ser la transformación necesaria a través de una cosmovisión cristiana. En una entrevista con Religión en Libertad, el doctor Gabriel Galdón profundiza en estos aspectos de la comunicación de hoy:
Y esto es lo que hace en este libro el autor, quien, siguiendo una sugerencia de Joseph Ratzinger, ha querido denominar su revolucionaria propuesta como Infoética:
- La primera pregunta que me surge al ver su libro es: ¿qué significa el concepto Infoética?
Es la consideración del Periodismo como un saber al servicio de los ciudadanos y no como una técnica al servicio del poder. Es una concepción prudencial del periodismo que busca y transmite con honradez intelectual la verdad que es bueno dar a conocer para que las personas sean verdaderamente libres y, desde su libertad anclada en la verdad, contribuyan al Bien de la entera sociedad.
- ¿Con qué intención ha escrito este libro?
- Con la intención de demostrar, en primer lugar, que “el emperador va desnudo”. Es decir, que tal como se ha configurado, desde sus bases epistemológicas (positivistas y relativistas) hasta su realización práctica en la casi totalidad de los medios, el Periodismo no satisface esa finalidad a la que he aludido anteriormente, sino que desinforma y manipula, por lo que hay que cambiar radicalmente su concepción y su aplicación.
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En segundo lugar, proponer los fundamentos teóricos, viejos y nuevos, permanentes, que hagan posible un periodismo que busque la verdad, el bien, la libertad, la justicia y la paz. Bases epistemológicas y éticas que se hallan en la tradición cultural humanista cristiana, en la sabiduría realista, en la doctrina social de la Iglesia, en el sentido personalista… Y, en tercer lugar, fomentar la creatividad esperanzada y esperanzadora de los católicos en la formulación y establecimiento de nuevos modos y medios informativos que apliquen esos criterios infoéticos desde la fe, la razón y el corazón unidos en armonía.
- ¿A quién va dirigido? ¿Ha pensado en alumnos de Periodismo, en periodistas en ejercicio o también ha considerado a los consumidores de información?
- Desde un punto de vista profesional, va dirigido a profesores y estudiantes de periodismo y a directores de medios y periodistas en ejercicio. Desde una perspectiva general, a todas las personas que quieran estar bien informadas, para ser libres y contribuir al Bien personal y social.
- Siempre han existido las noticias falsas, pero ¿es la fuerza de la inmediatez de internet y del poder de las redes sociales lo que ha hecho que se hayan disparado y que los medios estén cayendo constantemente en ellas?
- En efecto, existen desde que el príncipe de la mentira engañara a Eva en el Paraíso… Por otro lado, el afán de inmediatez en Periodismo existe desde mucho antes de la invención de Internet… Además, como expongo en el libro, Internet ha posibilitado una verdadera democratización del Periodismo, que tiene cosas buenas y otras no tanto.
Gabriel Galdón es doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra y actualmente es catedrático en la Universidad CEU San Pablo de Madrid
Pero predomina lo primero, precisamente porque ha posibilitado que haya pequeños medios independientes que no están subordinados al poder de lo políticamente correcto. Y que informan de temas importantes que están silenciados sistemáticamente por los grandes medios. Por lo que echar la culpa de las noticias falsas a los nuevos pequeños medios es una manipulación más de esos grandes medios políticamente correctos y del Poder que los sustenta.
- Habla Usted también de las miradas “miopes y oscuras” en el Periodismo marcadas por la desinformación y la manipulación. ¿Cómo se puede pasar de esta oscuridad a una “mirada luminosa” de la que habla más adelante?
- Pues poco a poco, a medida que los destinatarios de este libro lo lean, lo mediten, sean humildes para rectificar lo que tengan que rectificar, y valientes y decididos para poner en práctica los criterios infoéticos que aquí se señalan. Aunque para ello deban ser, en expresión de san Juan Pablo II, “mártires de la coherencia”.
- Además de a Juan Pablo II, en este libro sobre el Periodismo se cita a Benedicto XVI, al Papa Francisco, al gran Chesterton… ¿Qué tienen que decir los Papas o la Iglesia en un ámbito como éste?
- Pues, como Ud. ha leído ya, y espero que lean otros, muchísimos conceptos, criterios y propuestas verdaderas, buenas y bellas. Por lo que lo verdaderamente sorprendente, lo que tiene difícil explicación, es que, al menos en las facultades de Periodismo católicas, no se hayan enseñado esos maravillosos criterios antropológicos, epistemológicos y éticos del Magisterio social de la Iglesia o de pensadores y periodistas cristianos de la talla de Belloc, Chesterton, Navarro Valls…
San Juan Pablo II, Papa que dio gran importancia a la comunicación, y su fiel portavoz en la Santa Sede, el periodista Joaquín Navarro Valls
Precisamente ayer, un profesor joven, católico, que había estudiado en una universidad católica y daba clases en otra universidad católica, que también ha leído ya este libro, me lo refería indignado: “¿Cómo es posible que desconozcamos estas maravillas y estemos todavía enseñando la ramplonería y falsedad objetivista?” “¿Cómo es posible que…?” Y, al final de su perorata, me dio las gracias por haber recogido en el libro esos rayos de luz y sabiduría que le habían hecho descubrir horizontes insospechados.
- Habla también del periodista católico, ¿cómo debe ser?
- Pues, como usted ha leído también, comienzo el epígrafe que dedico a “la mirada del periodista católico” con la cita de la respuesta que dio san Juan Pablo II a esa misma pregunta. “Simplemente –contestó el entonces Papa- ser una persona íntegra, un individuo cuya vida personal y profesional refleje las enseñanzas de Jesús y del Evangelio. Que luche por los ideales más altos de la excelencia profesional. Ser una persona de oración que busca siempre dar lo mejor. Que tenga el coraje de decir la verdad, aun cuando la verdad no convenga o sea políticamente incorrecta”. En las siguientes once páginas me dedico a glosar, a explicar, esa magnífica síntesis.
- En un mundo donde en gran parte se ha perdido la ética y en el que el cristianismo está cada vez más arrinconado, ¿cómo es posible realizar ese periodismo infoético?
- Pues uniéndose en pequeñas comunidades creativas, poniendo todos los medios humanos (formación, esfuerzo, documentación, creatividad...) y, a la vez, todos los medios sobrenaturales, que se resumen en oración de corazón y confiada. Pues Dios todo lo puede y no deja en la estacada a ninguno de sus hijos pequeños y fieles que quiere hacer el bien desde la fe, la razón y el corazón.