Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia Contemporánea y Premio Nacional de Historia, ha publicado recientemente un libro que disecciona algunas de las crisis que atraviesa la sociedad española y occidental, empezando por un laicismo anticristiano, pasando por el fervor de la ideología nacionalista y llegando al desprecio de la tradición judeocristiana que, insiste, ha sido la mayor fuente de liberación para el hombre.
A sus 76 años, en Católicos en tiempos de confusión (Ediciones Encuentro) recoge los retos de hoy, y anima a los cristianos a no encerrarse en lo íntimo y lo devocional, y a estar presentes en la vida social, cultural y pública. Ha hablado con ReligionEnLibertad de estos temas, en la siguiente entrevista.
Católicos en tiempos de confusión: un libro contundente,
de un historiador que pide a los cristianos salir de su silencio y parálisis
- ¿Molesta el belén, la Navidad, el Niño y la Sagrada Familia, en nuestra sociedad?
- España no es un país oficialmente laicista, como Francia, pero sí tiene un fuerte anticatolicismo. No es un laicismo contra todas las religiones, porque al Islam no le critican. Mucha gente se deja llevar a este anticatolicismo por simple ignorancia y demagogia. Muchos piensan que la religión es fanatismo y la combaten. La hostilidad a estos símbolos es de tipo antirreligioso, no un rechazo al concepto de familia.
» En el libro insisto en que el cristianismo no es sólo la fe, sino toda una cultura, construida sobre Jesús, que ha transformado el mundo. La escritora italiana Oriana Fallaci, que era totalmente agnóstica, defendía un cristianismo cultural. Un materialista histórico como Gustavo Bueno se autodefinía como ateo católico.
- Hay cristianos catalanes independentistas que quieren que Cataluña sea como Portugal, un país vecino, hermano. Dicen que buscar eso no es pecado...
- Un católico puede oponerse a la independencia de Cataluña por razones históricas. El caso de Portugal, que se separó en el siglo XVII, es muy distinto, fue un tema dinástico y había sido independiente antes. En tiempos modernos, los nacionalismos que han nacido en Cataluña o en el País Vasco lo han hecho contra España, no han buscado ninguna fraternidad. Puedo hablar de mi experiencia en el País Vasco, donde viví 12 años con escoltas, amenazado por ETA. Me consta el odio de los independentistas vascos y conozco el caso catalán.
» En general, los nacionalistas son víctimas de un fanatismo enorme, un fanatismo que, de hecho, ha generado dos guerras mundiales. El nacionalismo es una ideología perturbadora. Ya a principios del siglo XX, cuando empezaba a extenderse el nacionalismo en la región vasca, lo criticó el obispo de Vitoria, José Cadena y Eleta, diciendo: "halaga a la juventud al principio, pero a la larga enturbia las mentes y luego corrompe los corazones". Es una ideología que hace, digamos, tontos y malos.
- ¿Cuándo se pasa de un sano amor a la patria a la ideología nacionalista?
- En el momento en que manipulas la historia y buscas una historia engañosa, cuando hablas mal de los demás, con desprecio xenófobo, como vemos hacer hoy a Quim Torra [desde 2018 presidente de la Generalitat de Cataluña, ndeReL]. Un patriota alaba su patria, pero no denigra a las demás.
- ¿Y la relación entre Iglesia y nacionalismos?
- La Iglesia se ha metido en estos jardines sin necesidad. El único nacionalcatolicismo que existe hoy en España es el catalán. Hasta airean a sus monjas independentistas, que ya es algo exagerado.
- Pero hay lugares de Cataluña donde el 80% de la población vota independentista, y el obispo es su pastor...
- Es que el nacionalismo desde siempre va muy ligado a la cultura rural, aislada, de zonas interiores, no a las zonas cosmopolitas como Barcelona.
- ¿Cómo hacer que los españoles conozcan y amen su historia? Ya poca gente lee libros.
- Yo no me puedo quejar: mi Viaje al Corazón de España ya va por su cuarta edición y es un libro grande, de 900 páginas. Pero sí vemos que la última crisis económica ha machacado culturalmente más a España que a Alemania o Italia, ha dejado un erial cultural... aunque en el ámbito de los libros de historia nos mantenemos.
» En cualquier caso, para amar la historia es importantísima la educación en las escuelas. La Historia no debería dejarse en manos de las autonomías, debería responsabilizarse el Gobierno de España, con una historia global.
» Por otra parte, los historiadores tenemos que reconocer que nos ha faltado un esfuerzo por hacer alta divulgación. Pero a la gente le gusta la historia. En 2004 hicimos los documentales Memoria de España en RTVE que tuvieron más de 4 millones de televidentes. Y hoy la novela histórica aún tiene bastante fuerza. Yo mismo he escrito algunas. Parece que muchos lectores prefieren aprender historia leyendo novelas en vez de libros de historia, pero yo creo que para escribir novelas de historia antes has de ser novelista.
Un capítulo de Memoria de España (sobre los hechos anteriores a la Guerra de Independencia contra Napoleón); García de Cortázar fue el principal responsable histórico del proyecto, con un equipo de historiadores y guionistas
- Dicen las estadísticas que sólo un 8% de jóvenes españoles son católicos firmes, mientras que un 24% son ateos convencidos. ¿Qué deberían saber ese 8% de jóvenes sobre la historia y la fe?
- En la universidad no veo muchos ateos militantes contra Dios, aunque sí muchos indiferentes. En mi libro insisto en que hay mucha gente que no tiene fe pero sí tiene una cosmovisión católica: creen en la Navidad, creen en la capacidad del cristianismo de extender la libertad y la igualdad... No me atrevería a llamarles paganos.
» A los católicos, les diría que la fe no es una mera respuesta personal, privada. La fe exige tomar partido en el debate público. Los católicos no deben dejar que se les relegue a la esfera puramente privada, como se trata de hacer. Hay una moral y una ética en el humanismo cristiano, también para muchos no creyentes. La religión no es solo fe en la inmortalidad, sino una seguridad en unos valores que comparten. Los grandes valores, las grandes esperanzas salvadoras, han sido de origen cristiano.
- A cierta edad, cuando se mueren los seres queridos, mucha gente alejada de la fe se hace preguntas sobre Dios, o vida después de la muerte...
- La fe es un don, un regalo de Dios, pero es bueno pedir la fe, solicitarla en la oración. Se ha abandonado mucho la oración. No hemos educado en la oración mental, y sólo algo en la vocal. A la gente que se hace preguntas la animo también a conocer más las Escrituras. Y la Historia de la Iglesia: verán que la Iglesia, más allá de sus errores, ha predicado la liberación del hombre y la confianza en un Dios que escribe derecho con renglones torcidos.
» En mi libro comento varias veces que los protestantes tienen fama, en entornos culturales, de haber favorecido la libertad. Pero la realidad es que Trento y el catolicismo han dado más libertad. Celebramos 500 años de Lutero... pero él no proponía ninguna ejemplaridad ni buenas obras, algo que sí exige el catolicismo, de fe acompañada de obras. Dios respeta al máximo nuestras libertades.
- ¿Qué piensa de la prensa católica española actual?
- La prensa ha sufrido una gran banalización y trivialización, no se intenta hacer cultura. Además, la prensa no recoge bien el hecho religioso y se dedica al sensacionalismo. Hay periódicos absolutamente anticatólicos y hay otros insustanciales. Y en los medios católicos a veces sólo se informa de lo devocional, sin entrar en los temas de humanismo y cultura.
» También hay que reconocer que la forma en que se ha transmitido la religión en la universidad ha sido mala, con personas que no sabían conectar, no sabían cómo expresarse en el mundo universitario. De hecho, desde el siglo XIX, el gran fracaso de la Iglesia se ha dado en los intelectuales.
- ¿Y cómo ve las asociaciones de católicos hoy, su presencia en la vida pública?
- En España el asociacionismo católico tradicionalmente ha sido agostado por injerencia de la jerarquía. Los movimientos católicos en España han tenido poca autonomía y aún lo estamos pagando. Los más dinámicos y activos han sido los que hoy consideraríamos más conservadores. Pero precisamente esos tienden a tener menos calado en una sociedad como la actual, que busca respuestas, no obediencias.
( El libro Católicos en tiempos de confusión , de Ediciones Encuentro, recoge 100 artículos sobre temas de presencia pública, cultura cristiana, laicidad y laicismo y retos de identidad y sociedad en España y Occidente)