El 3 de junio de 2010, dos solitarias salas de cine anunciaban el estreno de un documental: La última cima, dirigido por Juan Manuel Cotelo. Algo empezó a pasar enseguida, porque aquella película sobre el sacerdote Pablo Domínguez Prieto (1966-2009) logró aquel día la mayor recaudación por copia en toda España. Al cabo de una semana, una marea de peticiones populares había llevado el film a cincuenta salas. Y pasado un mes, era ya la sexta película más taquillera con solo 64 copias, compitiendo con superproducciones de Hollywood que quintuplicaban esa cantidad.
Había nacido un fenómeno muy especial vinculado a este director y a su productora, Infinito + 1, y sus películas posteriores repitieron y agrandaron ese éxito inicial con un estilo propio y reconocible.
-¿Qué emociones le provoca este décimo aniversario?
-¡Un agradecimiento infinito! A Dios y a tantas personas que han hecho posible la misión de Infinito + 1. A Dios, por el regalo de habernos invitado a ser instrumentos para la conversión de muchas personas. Eso nadie puede lograrlo con sus fuerzas, por mucho empeño que ponga. Es un regalo de Dios en nuestras vidas, que nos ha sorprendido a quienes formamos parte de Infinito + 1. Dios nos invita a ser sus colaboradores y, si aceptamos, vamos a maravillarnos de su eficacia.
-¿Se decidió usted enseguida a poner en marcha este proyecto?
-He contado muchas veces cuánto me resistí a aceptar esta invitación, que trastocaba mis planes por completo. Pero Dios fue paciente conmigo y me supo esperar, enviándome nuevas invitaciones a aceptar su plan. Cuando finalmente me rendí -a regañadientes- comenzó la fiesta de Infinito + 1, un viaje lleno de sorpresas, en el que Dios toma el control y nos lleva por vías que ni siquiera teníamos capacidad de imaginar. Por eso, hoy agradezco que Dios me haya esperado, sin tacharme de la lista cuando le dije "no" tantas veces y durante tanto tiempo.
-¿Con quién, además de Dios, ha hecho el camino?
-En el agradecimiento a Dios, incluyo el agradecimiento a las personas que Él ha puesto en nuestro camino. La Fundación Infinito + 1 se sostiene gracias a personas que han respondido a su propia llamada individual, con fe y generosidad. Pienso especialmente en los primeros que apostaron por el proyecto, cuando no había nada que mostrar. Para poder hacer La última cima, hubo un grupo de 10 personas insensatas, llenas de fe, que aportaron el dinero necesario. Sin esas 10 personas, no existiría hoy esa película que tantos frutos de conversión ha despertado, ni ninguna de las producciones posteriores, que surgieron por las aportaciones de nuevos "insensatos" que apostaron por cada proyecto.
-¿Ha crecido mucho el número de "insensatos"?
-Aquella primera producción se hizo gracias a diez personas y El mayor regalo gracias a cinco mil personas. Les llamamos "locomotoras" de la Fundación Infinito + 1.
-¿Por qué ese símil?
-Porque no se conforman con ser espectadores de nuestro trabajo, sino que lo empujan con sus donaciones y con mucho trabajo de promoción y distribución. Son tan protagonistas de esta misión, como lo soy yo. Esto es un gran trabajo en equipo: Dios y cada persona que quiera sumarse.
-¿Qué supuso para usted, a nivel personal, el éxito de La última cima?
-No soy capaz de medir todos los regalos que recibí gracias a Pablo, pero sí puedo identificar un regalo concreto. Hasta que conocí a Pablo, creía que la santidad consistía en lo que una persona hace por Dios... y con Pablo descubrí que la santidad es justo lo contrario: lo que Dios hace por cada persona. Esto fue una revolución importante en mi vida espiritual, porque la simplificó al máximo, pasando del estoicismo auto-exigente al abandono, a la confianza, a la seguridad, a la libertad.
-¿Qué vió en él?
-Con Pablo hablé menos de un minuto, pero le conocí a través de lo que otras personas me contaron de él y lo que puede escuchar de algunas de sus predicaciones, que fueron grabadas. Su sencillez me cautivó. Creo que toda la eficacia espiritual que hubo y sigue habiendo a través de la vida de Pablo no se debe a lo que Pablo hizo por Dios, sino a lo que Dios pudo hacer en Pablo y a través de Pablo, porque él no ofrecía resistencia. Se dejaba hacer por Dios. En la vida de Pablo sucede lo mismo que en la vida de San Pablo, quien afirmó: "Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí."
-¿Cambió también la película sus planes profesionales?
-A nivel profesional también hubo cambios. En primer lugar, porque yo no quería hacer ningún documental... ¡y ya llevo cuatro! Mi experiencia previa era sobre todo de ficción, de entretenimiento, de humor y no tenía previsto hacer ningún documental con Infinito + 1. Si le permites a Dios tomar el control, pasan estas cosas.
-¿Qué llevó a una sala de cine a miles de personas a ver un documental sobre un cura del que nunca habían oído hablar?
-El atractivo de La última cima no se basaba en la fama de su protagonista, sino en la belleza de su vida enamorada. Creo que eso fue lo que todos vimos en Pablo: que estaba enamorado y se le notaba. Pablo contagiaba amor con sus palabras, con su mirada, con el tono de su voz, con sus bromas. Y la gente salía del cine con deseos de amar más.
-¿Se considera un innovador en el lenguaje cinematográfico? Mucha gente salió de la sala con la sensación de haber visto algo nuevo...
-Sencillamente, fuimos libres. Hicimos la película que nosotros querríamos ver, sin copiar a nadie y sin dejarnos influir por los consejos de algunos expertos, críticos o estudiosos del mercado, que suelen carecer de espíritu aventurero y apuestan por imitar lo que otros han hecho antes. Recuerdo que pegamos en la pared de la sala de edición cuatro papelitos, con cuatro aspectos que reflejaban la personalidad de Pablo: "Sencillo", "Divertido", "Enamorado de Dios", "Para todos los públicos". Y ése fue el guión de la película, no escribimos ni una letra más.
-¿Cómo explica las conversiones surgidas entre los espectadores o las vocaciones sacerdotales?
-Los milagros que vimos sólo pueden atribuirse a una intervención directa de Dios en el alma de cada espectador. Son ya diez años viendo milagros de conversión entre los espectadores de las películas de Infinito + 1. Al principio decíamos "¡Es increíble!". Y hoy no nos parece increíble que haya milagros, nos parecería increíble que no los hubiera. Porque Dios no es espectador de nuestras películas, sino que nosotros somos espectadores de su acción. Su empeño por conquistar corazones es tan activo como el primer día. Sólo necesita que obedezcamos a sus propuestas... que no le frenemos con nuestros cálculos... y entonces vemos los milagros. El gran milagro no es el número de espectadores, ni de países, sino cada conversión sucedida. Es lo único que justifica nuestro trabajo y cualquier iniciativa evangelizadora. Todo lo demás, es ruido, es paisaje.
-La última cima fue la "puesta de largo" de Infinito + 1. Y tres años después se estrenó Tierra de María. ¿Sentía la presión de tener que repetir el éxito anterior?
-Créame que no. No hemos producido nada hasta ahora por un cálculo de éxito ni un estudio de mercado, sino por la convicción de que es un proyecto querido por Dios. Sin ese convencimiento, no empezamos ningún proyecto. Y por tanto, toda la eficacia y los resultados los dejamos en manos de Dios. Cada película es Su proyecto, no el nuestro. Por nuestra parte, sólo hemos de obedecer a lo que percibimos como voluntad de Cielo.
-¿Siempre lo ven tan claro?
-Puede haber un proceso de dudas... pero una vez que aceptamos la iniciativa del Cielo, procuramos no pensar demasiado, para no estropearlo. Cuando se trata de obedecer a las invitaciones de Dios, "quien piensa, pierde." Por supuesto que ponemos todos nuestros talentos en juego, incluida la inteligencia, pero no para calcular tasas de éxito, sino para obedecer. Y Dios siempre sorprende.
-¿También hubo sorpresa con el segundo largometraje?
-Tierra de María duplicó el número de países en los que se estrenó La última cima y sus espectadores fueron muchísimos más. Si la primera se estrenó en 18 países, Tierra de María lo hizo en 35. Además, Tierra de María nos abrió las puertas de Netflix, que la incluyó en su catálogo mundial, para 198 países. Y gracias al éxito de Tierra de María en Netflix, nos pidieron también La última cima y Footprints.
-En todos sus largometrajes hay un matiz evangelizador distinto. ¿Cómo decide qué aspecto abordar?
-Sé que esto que voy a decir resulta inaceptable para muchas personas, pero no puedo expresarlo de otra forma: yo no decido nada. Infinito + 1 no fue una iniciativa mía y tampoco ninguno de los trabajos que hemos realizado hasta hoy. La iniciativa fue y sigue siendo de Dios, no de modo simbólico, sino concreto. Antes he contado que yo no quería hacer documentales. Ésa fue mi decisión. También decidí no conocer a Pablo Domínguez. No fui yo quien decidió hacer Tierra de María, ni El mayor regalo, ni las Catequizis.
-¿A qué se refiere al decir "no fui yo"?
-Voy a tratar de explicar cómo sucede esto, que para mí es un misterio hermoso, que me sigue sorprendiendo. Y comprendo muy bien al que no me crea. Dios se cuela. Dios te sorprende. Dios te propone algo nuevo, que tú no podías esperar, ni planificar. Lo percibes internamente como una invitación amable, elegante, nunca brusca. El plan te desconcierta, porque no es tu plan, no coincide con lo que habías imaginado o previsto. Pero te atrae con demasiada fuerza. Surgen, como una tentación inmediata, los pensamientos mundanos, es decir, los cálculos de oportunidad. Ahí es donde puedes estropear el plan de Dios: por medir tus opciones de éxito. En cambio, si das un pasito de confianza y le dices: "¡Lo vamos a hacer, porque confío en que es tu plan"!", entonces Dios va abriendo el camino, para tu propia sorpresa y admiración.
-¿Y cómo consigue transmitir esa convicción a los colaboradores necesarios de cada proyecto?
-Si tratas de explicar a alguien los porqués del proyecto, lo normal es que no encuentres apoyo entre los sensatos, sino entre otras personas a las que Dios invitará a sumarse a esa misma propuesta de fe, porque sienten esa misma llamada interna. Ésa es la historia de cada una de nuestras películas y trabajos. Dios propone... obedecemos... y todo se desarrolla como Dios quiera. Lo único que necesita de nosotros es la confianza plena, manifestada en un trabajo serio, constante, sin titubeos. Cuando es fácil y cuando no lo es. Vamos tomando pequeñas decisiones diarias, según se den las circunstancias. Cuando creemos que depende de nosotros... perdemos la paz rápidamente, al menos yo. Y cuando recordamos que el proyecto es de Dios, trabajamos con paz, incluso si el camino no es recto, sino que aparecen giros, parones, acelerones... Creo que Dios se aburre en las autopistas y prefiere los rallies.
-¿Suelen parecerse los resultados finales a su planteamiento inicial?
-No, porque nunca imaginamos la película antes de hacerla. La vamos descubriendo durante el proceso, pasito a pasito.
-¿Qué proyectos tiene en perspectiva?
-A corto plazo, queremos seguir con la Catequizis para niños, que tantas personas nos piden desde todo el mundo. Para eso vamos a lanzar una campaña de petición de donaciones. Además, queremos producir un formato similar para jóvenes y otro para novios y matrimonios. También queremos producir un largometraje sobre la familia, una comedia que para ofrecerá esperanza y fe en el Sacramento del Matrimonio. Este proyecto es muy urgente.
He aquí el vídeo lanzado por Infinito + 1 este 3 de junio de 2020 para dar las gracias a las "locomotoras" del proyecto y pedir que muchas otras se suban al tren.
-Urgente, ¿por qué?
-No lo digo yo, sino la estadística: en España se rompe un matrimonio cada cinco minutos. Y en todo el mundo, la epidemia es igual de dramática. No queremos acostumbrarnos a ello. Queremos contar que existe una vacuna que es eficaz en el 100% de los casos, tanto para prevenir como para curar, y que ya ha sido probada con éxito en tantos matrimonios que atravesaron alguna crisis. Para poder sacar adelante estos proyectos, lanzamos ahora una campaña de solicitud de donativos para la Fundación Infinito + 1. A nuestros donantes les llamamos "locomotoras", porque no se conforman con ser espectadores, sino que son protagonistas que asumen esta misión como propia y empujan los proyectos con sus donaciones. Necesitamos que se sumen a la Fundación Infinito + 1 muchas "locomotoras" y entonces podremos producir más y llegar a más personas.
Pincha aquí para colaborar económicamente con la Fundación Infinito + 1.